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¿Qué hay de nuevo, PISA?

El sistema educativo en España no lograr corregir la penalización cada vez mayor de los alumnos vulnerables.

Por: Lucas Gortazar.

Como cada año, la OCDE ha publicado los datos de su informe PISA. Y como cada año, comienzan las interpretaciones de los datos, triunfalistas unas, derrotistas otras, simplificadoras de la realidad casi todas. Entre el ruido de las comparaciones con otros países, la lista del año pasado y las divergencias autonómicas, conviene dar un paso atrás y mirar los datos con detenimiento para verlos en perspectiva. Es cierto que los niños españoles aprenden en relación con la media de los países de la OCDE y que la mayoría de los jóvenes de 15 años adquieren las competencias mínimas para progresar en etapas posobligatorias, en la vida personal y la vida laboral. También, que dicha adquisición de competencias se produce de una forma equitativa en comparación con otros países.

Sin embargo, en un país con un paro juvenil desorbitado y un sistema laboral quedestruye las competencias de los trabajadores con contratos temporales, a muchos de esos jóvenes de 15 años, especialmente a aquellos que no adquieren estudios posobligatorios, les espera un futuro poco prometedor. Por esa razón, más allá de clasificaciones, los resultados de PISA deberían fomentar un debate sobre la educación, centrado en los elementos disfuncionales del sistema. Un debate que nos permita analizar las distintas etapas del ciclo educativo, las trabas de los jóvenes para progresar durante primaria y secundaria y los motivos que les llevan al fracaso escolar.

 

En este sentido, PISA nos ha contado muchas cosas que serán difíciles de encontrar en los grandes titulares. Por ejemplo, que cuando comparamos PISA con las mediciones de primaria como PIRLS, vemos que las diferencias que se observan en secundaria ya están presentes al final de primaria. Es decir, los alumnos que comienzan a rezagarse en primaria no consiguen remontar en secundaria. Es en primaria donde aparecen las brechas y las trabas al aprendizaje en el camino al abandono escolar, y es por tanto en los primeros años de la escuela donde deberíamos centrar nuestra atención.

El mejor reflejo de este problema es la repetición de curso, una medida muy extendida en nuestro sistema educativo, que afecta a más de un 30% de los jóvenes. La repetición es, además, un mecanismo poco efectivo y extremadamente caro; pero lo que es más importante, en el caso de nuestro país, es sumamente injusto. A igualdad de competencias de matemáticas y lectoescritura en PISA, un joven de 15 años de un grupo socioeconómico bajo tiene una probabilidad casi 6 veces más alta de repetir que ese mismo joven de un grupo socioeconómico alto. Esta brecha se ha disparado desde 2012, cuando la proporción era ya de 3 a 1. Esto implica que el sistema penaliza de forma cada vez más brutal a los más desfavorecidos en términos socioeconómicos, con independencia de su potencial de aprendizaje.

La investigación en educación nos dice que el factor que mejor predice el abandono temprano, nuestro mayor problema, es precisamente la repetición de curso. Esto es importante porque implica que, si las oportunidades de progresar y no abandonar están relacionadas con un mecanismo injusto, tenemos un sistema que refuerza las desigualdades. De hecho, cuando observamos cómo ha disminuido el abandono escolar temprano a lo largo de la crisis, vemos que se ha producido en todos los grupos socioeconómicos excepto en el último, el de los jóvenes del 20% más pobre, que siguen con tasas de abandono temprano por encima del 40%.

Existe una disonancia entre aprender y aprobar

Todo esto quiere decir que, en España, más allá de las listas PISA, existe una disonancia entre aprender y aprobar. Una disonancia que se traduce en la falta de mecanismos en la escuela para dotar de flexibilidad a cada alumno para progresar y avanzar en el aprendizaje a su ritmo, y que penaliza al mismo tiempo la equidad y la excelencia. Son carencias fundamentales, fruto de la excesiva regulación de la enseñanza a todos los niveles administrativos, la falta de apoyo al profesorado en cuestiones prácticas de la docencia o la difícil transición de los currículos hacia un enfoque multicompetencial. Unas carencias que se convierten en una grieta, especialmente para los más vulnerables, que nuestro sistema educativo no les permite sortear.

Es fundamental aprovechar la publicación de PISA para ir más allá de los grandes titulares, tanto triunfalistas como derrotistas. Más aún si tenemos en cuenta que cambios de menos de 8 o 10 puntos tienen más que ver con diferencias metodológicas que con impactos reales. Si somos capaces de hacer un análisis más profundo, deberíamos tratar de extraer una lección fundamental que PISA sí nos proporciona: existe una brecha educativa que penaliza cada vez más a los alumnos vulnerables, y que nuestro sistema educativo no consigue corregir. Si conseguimos reflexionar sobre esto para mejorar nuestro sistema educativo PISA habrá conseguido su propósito. Si por el contrario lo único que sirve es para lanzarnos puestos de clasificaciones unos a otros, un año más, habremos dejado pasar una excelente oportunidad

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/12/07/opinion/1481100851_420112.html

Imagen: http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2016/12/07/opinion/1481100851_420112_1481133873_noticia_normal_recorte1.jpg

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La prueba PISA y la ruta del dinero

Por Luis Hernández Navarro

La difusión de los resultados de la prueba PISA en México ha provocado un pequeño escándalo mediático. Las autoridades educativas se desagarran las vestiduras, los empresarios disfrazados de sociedad civil responsabilizan a los maestros del fracaso en la evaluación y una parte de la prensa pone el grito en el cielo. Ni hablar, como decía John F. Kennedy, el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.

Ante semejante bullicio conviene escudriñar un poco en lo que se encuentra detrás de la prueba PISA. Por ejemplo, ver quién hace negocio con ella. Porque, no hay que olvidarlo, la realización del examen no es un acto de filantropía, sino business.Como informó Sylvia Schmelkes, presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, México invirtió 44 millones de pesos en la evaluación.

Los primeros rastros de la ruta del dinero de esta medición pueden encontrarse en un comunicado difundido el 7 de octubre de 2011 por Pearson, el gigante trasnacional de la enseñanza: Pearson, la empresa líder en el aprendizaje del mundo, anuncia que ha sido elegida por la OCDE para desarrollar los marcos para la prueba PISA de 2015 (https://goo.gl/v7zs6p).

Orgullosa, la empresa informó que el negocio no quedaba allí. Pearson también asesorará al estudio PISA sobre los beneficios, las oportunidades y las implicaciones de la implementación de pruebas adaptativas por computadora para PISA en el futuro.

Entusiasmado, John Fallon, presidente ejecutivo de Pearson International, declaró: Una educación de alta calidad es vital para el desarrollo económico y el bienestar social de una nación y PISA es un punto de referencia clave por el cual las naciones pueden medir su propio progreso y aprender unos de otros. Así que estamos encantados de tener la oportunidad de trabajar con la OCDE y las comunidades académicas de todo el mundo para desarrollar la prueba 2015.

Emocionado con el acuerdo, Andreas Schleicher, subdirector de la OCDE y director de PISA, afirmó: La prueba de 2015 tiene el potencial para comenzar una nueva era en los exámenes internacionales. Tenemos que hacer un uso mucho más inteligente de la tecnología.

Curiosamente, míster Pisa forma parte del panel asesor de Pearson. Un hecho nada excepcional en la estrategia de esta compañía, en la que, con harta frecuencia, sus ejecutivos y asesores tienen estrechos vínculos con funcionarios educativos claves de diversos países.

Dedicado a servicios y contenidos educativos, Pearson es uno de los cuatro grupos editoriales más importantes en el mundo. Se describe a sí misma como la compañía líder mundial en educación, con más de 35 mil empleados en más de 70 países, que ayudan a la gente de todas las edades a que sus vidas progresen. En 2015 facturó más de 5 mil 655 millones de dólares.

La multinacional Pearson posee 50 por ciento de las acciones de la editorial Penguin Random House; de Longman, del influyente diario Financial Times y la mitad de la revista The Economist. Es dueña, también, de la más importante empresa estadunidense dedicada a la elaboración de exámenes, la National Evaluation Series. Su objetivo es lograr el monopolio de la medición de la eficacia del sistema educativo.

Pearson –apunta su página web– es la compañía mundial de aprendizaje, con experiencia en cursos educativos y evaluación, y una gama de servicios de enseñanza y aprendizaje impulsados por la tecnología. Su gran apuesta comercial es la elaboración de exámenes estandarizados, similares a los utilizados en la reforma educativa de México.

En un estudio sobre la estrategia empresarial de Pearson para conquistar el mercado estadunidense y canadiense, Donald Guststein documentó cómo este consorcio obtiene el grueso de sus ganancias a través de los textos digitales, las herramientas de enseñanza virtual y los exámenes online, convirtiendo a cada estudiante y a cada maestro en sus clientes.

Aunque parezca historia de ciencia ficción, no lo es. El objetivo de Pearson es convertirse en un poder fáctico trasnacional, capaz de definir en qué consiste una educación exitosa, al tiempo que garantiza que sus productos y servicios permiten alcanzarla. Su creciente control de los mercados de evaluación, elaboración de guías de estudio y plataformas digitales, producción de libros de texto y su actual papel en la prueba PISA son un paso adelante en ese propósito.

La empresa justifica su estrategia con base en consideraciones altruistas. Según Alice Hunt, su directora de comunicaciones para las operaciones no estadunidenses, la compañía tomó conciencia de los debates sobre la educación en todo el mundo y la necesidad de contribuir a ellos. Vemos nuestra contribución a estos debates como una parte realmente importante de la discusión general, que abarca gobiernos, otros políticos y grupos de la sociedad civil.

Cada día, el monopolio crece e invade áreas antes ocupadas por los estados. De acuerdo con la académica estadunidense Diane Ravitch, Pearson está sobrepasando los límites del papel de un negocio lucrativo. En varios casos, la corporación actúa como una agencia cuasi gubernamental. Pero no es una agencia cuasi gubernamental: es un negocio que vende productos y servicios ¿Qué parte de la cadena educativa no está controlada por Pearson? ¿Actúa en el mejor interés de los estudiantes, de la nación o de su propio negocio?

Pearson respondió esta pregunta. En 2011 firmó un contrato por 32 millones de dolares para realizar los exámenes oficiales de las escuelas públicas de Nueva York durante cinco años. La compañía fue multada con 7.5 millones de dólares. Un fiscal encontró que utilizaba para sus propios negocios la información que obtenía al hacer los exámenes. Si esto hizo en Nueva York, imaginemos qué no hará con la información de la prueba PISA.

La barahúnda por los resultados del examen de la OCDE no debe llevarnos a perder de vista una de las consecuencias más relevantes y graves de la prueba PISA. Con ella (y con la reforma educativa en marcha) Pearson está dando un paso más en el control y la gestión de la educación en nuestro país y en el mundo.

Twitter: @lhan55

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/12/13/politica/016a2pol?partner=rss

Imagen: www.lr21.com.uy/wp-content/uploads/2013/12/FOTOPISA.jpg

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PISA y el Debate Educativo: volver al foco

Por Andrés Peri

Hace más de diez años que soy director de la División de Investigación, Evaluación y Estadística (DIEE)(1) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Me gusta mi trabajo. Soy un agradecido de contar con un equipo excelente de profesionales y de trabajar en la dificilísima articulación entre la ciencia y la política. El día después de presentar los resultados de PISA y cuando surgió la polémica sobre ellos, alguien me dijo que no quería estar en mis zapatos. Yo sí quiero seguir luciéndolos; me trajeron hasta acá, y ninguna de las mezquindades del mundo me los va a sacar. Intentaré en esta nota desenredar el malentendido generado.

Los resultados de PISA son siempre una sorpresa. Son el producto de 6.062 adolescentes que se enfrentaron a una tarea nueva. No tenían que estudiar para la prueba, sino que la prueba quería evaluar “qué pueden hacer con lo que saben”. A su vez, lo que incide para que a un estudiante le vaya bien en una prueba de estas características hay que rastrearlo en factores que se empiezan a gestar desde la concepción hasta el día de la prueba. La competencia lectora depende del lenguaje hablado por la familia en los primeros años de vida, de la adquisición de la lectura fluida en los primeros años de la escolaridad, de realizar exitosamente la transición de aprender a leer a leer para aprender alrededor de la mitad de la educación primaria, y depende mucho de si la persona es incentivada a la lectura por placer. La escuela cumple un rol fundamental, pero también la sociedad. Lo mismo podría decirse de las competencias matemática y científica, aunque hay acuerdo en que el rol de la escuela en estos dominios últimos es aun más relevante.

Muchos esperaban un resultado negativo. Algunos lo veían como munición política. Es tan importante que el sistema educativo haya aprendido, recientemente, a valorar lo que las pruebas PISA pueden -y no pueden, ya que no son la única forma de evaluar-, como que el sistema político y los medios de prensa lo entiendan y colaboren en no hacer del ejercicio un espacio de contienda política de corto plazo. Los problemas que enfrenta la educación están presentes y no desaparecen por una mejora en las pruebas PISA, como tampoco se hacen apocalípticos por lo contrario. Lo que PISA nos ofrece es una herramienta para entender, en parte, por qué nuestros resultados se comportan de tal o cual manera.

Los resultados fueron presentados de la misma forma por nosotros y por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en todos los ciclos anteriores basados en el informe internacional. En la tabla se presentan los puntajes del país para cada ciclo en que participó Uruguay.

De la misma forma que se toma el último valor de desempleo y se lo compara con el mes anterior y con la tendencia pasada, si uno mira la tabla concluye que Uruguay mejora sobre 2012 en todas las áreas (coyuntura de tres años), y si analiza toda la serie concluye que el resultado de 2015 es el mayor valor de la serie en Ciencias y en Lectura.

Después uno analiza si las comparaciones con los ciclos anteriores son estadísticamente significativas. En este caso, lo que corresponde comparar es el ciclo anterior y el año en que el área fue foco.(2) Para Ciencias, por ejemplo, la diferencia es significativa para el año anterior, pero no significativa cuando se la compara con 2006. En el caso de Lectura, la diferencia es significativa(3) tanto para 2012 como para 2009, cuando fue área foco.

Las percepciones sobre el sistema educativo son mayoritariamente negativas. He visto experiencias muy valiosas que no logran hacer mella en “el estado del alma” sobre la educación que se instaló en Uruguay. PISA no podía ser una excepción. Pedro Ravela encontró en la página 308 del anexo del informe internacional un ejercicio metodológico con el cual se reescala la serie de resultados para atrás y se analiza qué habría pasado si los cambios introducidos por la metodología 2015 se hubieran aplicado a los ciclos anteriores. En ese ejercicio de simulación los resultados cambian, y la serie muestra una tendencia distinta a la que reporta el informe internacional (que fue el mismo que publicaron Uruguay, Chile y Colombia) en el Cuadro Tabla I.4.4A. Si esta metodología fuese la que se debería adoptar, entonces la OCDE no debería haber publicado el cuadro anterior con la misma metodología que utilizamos nosotros.

Los valores ajustados que presentó en la prensa Pedro Ravela son parte de este ejercicio de simulación, y no forman parte del Volumen I impreso que publicó la OCDE el 6 de diciembre. Sí aparece un link a un sistema de información que tiene la OCDE para ver tablas comparativas. Invito a todos los lectores -y a los colegas técnicos en particular- a ver si algún país informó la tendencia en base a esa corrección. Nosotros hemos hecho una consulta a la OCDE, y la respuesta de Andreas Schleicher (director de Educación de la OCDE) fue la siguiente: “La comparación con el Anexo A5 no debe utilizarse para arrojar dudas sino para comprender las fuentes de esa mejora”.

Como en tantos otros temas, no vemos la luna sino el dedo que la señala. Los temas que tratamos son complejos: es muy difícil medir una competencia por medio de actividades propuestas a estudiantes, y más aun monitorearlas a lo largo de una década en medio de cambios de todo tipo. Insisto: todo lo analizado se hizo como lo plantea la OCDE en su informe central. Las inferencias de mejora se basaron en los datos publicados y en los análisis realizados.

Cuando decante el polvo, ¿qué quedará? ¿Podremos encaminar el debate hacia cómo mejorar, cómo hacer para que un estudiante pueda enfrentarse a una actividad científica y pueda resolverla, cómo atacamos la desigualdad que persiste en nuestro sistema y que cada tres años PISA nos recuerda? El ciclo 2015 mostró mejoras entre los estudiantes de los sectores más vulnerables. Hay ofertas educativas que crecen más de 50 puntos entre 2012 y 2015. Persiste, sin embargo, un fuerte gradiente entre origen social y logros, y un importante porcentaje de estudiantes que no alcanzan resultados de competencia básica. Antes que debatir si hay razones para alegrarse o para preocuparse, yo señalaría que hay razones y evidencia para ocuparse. Ocuparse de identificar nuestros problemas persistentes y atacarlos; ocuparse de entender las causas de las mejoras y potenciarlas. Michael Fullan recomendaba a todos los actores educativos no distraerse. Intentemos volver al foco.

(1). DIEE es la unidad encargada de realizar las evaluaciones internacionales de aprendizaje en las que la ANEP decide participar. Tiene dos departamentos, uno de Evaluación de Aprendizajes y otro de Investigación y Estadística. (2). PISA rota cada tres años el área foco entre Ciencias, Lectura y Matemática. (3). Se denomina “diferencia significativa” cuando se aplica un procedimiento estadístico que descarta la variabilidad inherente a trabajar con muestras.

Fuente:http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/12/pisa-y-el-debate-educativo-volver-al-foco/

Imagen: ladiaria.com.uy/media/photologue/photos/cache/puntajes_pisa_article_main.png

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La Argentina, ante el desafío de recobrar la excelencia en la educación pública

América del Sur/Argentina/13 de diciembre de 2016/Fuente: el dia

La exclusión de Argentina de las tradicionales pruebas de evaluación PISA, despertó en estos días no sólo ásperos debates entre autoridades educativas actuales y ex funcionarios del área –en una controversia que, más allá de buscar las circunstanciales responsabilidades del caso, poco aporta a la esencia del problema- sino que, vista y analizada en su verdadera dimensión, causa una honda inquietud pues volvió a colocar a la Argentina en una situación de decadencia constante. Una declinación que resulta especialmente dolorosa ya que desde finales del siglo XIX y en casi toda la centuria pasada nuestro país mantuvo una posición de vanguardia, caracterizándose en el concierto de las naciones por la calidad y justeza de su sistema educativo.

Como se sabe la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que impulsa las llamadas pruebas Pisa, que son evaluaciones de estudiantes de numerosos países que se realizan cada tres años a alumnos de 15 años, decidió hace pocos días excluir a la Argentina por “fallas metodológicas” en las que incurrió el sistema educativo de nuestro país al tomar las muestras, tal como lo admitió el actual ministro de Educación. En tanto, funcionarios de la gestión anterior refutaron el planteo de invalidez de la presentación de la muestra y expresaron que el tema radica en el cambio de la escuela media que se dio en los últimos años.

Como se sabe, la Argentina fue excluida de la medición internacional de calidad educativa 2015 a raíz de “graves fallas metodológicas y falta de cumplimiento de regulaciones” fijadas por la entidad organizador, en una situación que no sucedió nunca desde el año 2000, cuando comenzó este sistema de evaluación mundial, más allá de que en 2003 el país decidió no participar. Se indicó que la falla tuvo que ver con no haber abarcado la cantidad necesaria de escuelas para realizar la evaluación, estimándose que faltaron los resultados de unos tres mil establecimientos.

Más allá de las interpretaciones diversas y contradictorias que se suscitaron a partir de esta decisión de la OCDE, lo cierto es que la Argentina volvió a quedar mal parada en una prueba internacional en la que, en los últimos años, vale recordarlo, aparece ubicada entre los países con peor calidad educativa.

Como se recordará, el puntaje obtenido por los jóvenes argentinos en las anteriores pruebas Pisa, realizadas en 2013, los colocó en el puesto 59° sobre los 65 países evaluados, en lo que resultó ser un descenso continuado desde el año 2000, cuando la Argentina quedó ubicada en el lugar 35°, para luego declinar en los sondeos del 2006 y 2009.

Debiera también advertirse que, en consonancia con esos sondeos, se fueron conociendo en estos años encuestas realizadas por universidades, públicas y privadas, en las que la mayoría de los estudiantes encuestados consideró como deficiente a la enseñanza secundaria, mencionándose como principales causas de esa situación el bajo nivel de los profesores y la falta de interés de los alumnos.

Al margen de los desajustes metodológicos que pudieron haber influido para que se decidiera la exclusión de la Argentina en las últimas evaluaciones internacionales, pareciera ya evidente el quebranto que sufre nuestro sistema educativo, en el cual -más allá de que la responsabilidad esencial para revertir ese panorama le incumbe a los docentes- existen también serias falencias imputables a los padres y familias de cada estudiante.

No faltan en el país diagnósticos certeros sobre la declinación del sistema y numerosos índices reveladores del pobre nivel educativo imperante. Está cada día más claro que nuestro país debe impulsar en forma perentoria un vigoroso replanteo de la educación, que lo coloque a la altura de los múltiples desafíos contemporáneos. La Argentina dispone de solventes recursos humanos y, asimismo, aún, de la privilegiada base que sentó la instrucción pública en sus épocas de mayor brillo. Sólo hace falta aprovechar con inteligencia esos factores trascendentes.

Fuente: http://www.eldia.com/opinion/la-argentina-ante-el-desafio-de-recobrar-la-excelencia-en-la-educacion-publica-186491

Imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/50/Mauricio_Macri_con_alumnos_de_una_»Escuela_Verde»_del_barrio_de_La_Boca_(7795546824).jpg

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Lecciones para PISA de un instituto de Zamora

Por Pilar Alvarez

El Claudio Moyano, en Castilla y León, está a la altura de Finlandia. La formación del profesor, los idiomas y reforzar asignaturas son algunas de sus claves

“¿Ves? No se oye nada”. Estamos en el instituto Claudio Moyano, un imponente edificio modernista situado en el centro de la ciudad de Zamora (63.831 habitantes), al oeste de Castilla y León. Y sí, como dice la directora, María del Tránsito Martín, no se oye un alma. No hay gente por los pasillos ni en la cafetería. Todos están en clase en este centro en el que la verja de entrada siempre está abierta. Es un viernes lectivo. Han pasado tres días desde que Castilla y León se coronó como la región española con mejores resultados en el informe PISA, la evaluación internacional más conocida del mundo.Es la primera de España en ciencias y comprensión lectora y la segunda en matemáticas. Está al nivel de países como Singapur, Finlandia o Canadá. Y eso que no es ni la más rica —tiene 1.300 euros menos de renta que la media nacional— ni la que más invierte en educación (en el sexto puesto de España).

El instituto zamorano, con 735 alumnos y 86 profesores, participó en PISA en 2012. Quedó por encima de la media internacional, de España y de la propia Castilla y León. Aquí se dan algunas de las claves que la región da para su éxito: Chicos respetuosos que “vienen educados de casa”, un ambicioso programa de formación de profesores, actividades específicas para mejorar la convivencia, el refuerzo en lengua y matemáticas y el peso de los idiomas. Es un centro bilingüe en inglés, con secciones específicas en portugués, francés y alemán.

A la directora le dieron los resultados en 2015. Asegura que no le preocupa demasiado una clasificación que tiene a los dirigentes de distintas regiones buscando todo tipo de explicaciones para su bajada o su posición en la tabla. Desde Andalucía, que cuestiona la validez científica de la prueba de la OCDE a Cataluña, que culpa de sus datos a los alumnos inmigrantes. “Si acaso nos parecemos en algo a Finlandia es en el frío”, dice con humor Martín. Los cinco grados que se registran en el exterior hielan las manos en menos de un minuto.

Atender a los alumnos por separado

La ecuación que ha pintado Francisco Ruiz con tiza ocupa toda la pizarra. Siete chicos y cuatro chicas de 12 años (1º de la ESO) siguen sus explicaciones casi sin pestañear. “Hay sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. ¿Qué tengo que hacer primero?”. “Sumas”, dicen varios a media voz. Es una clase de desdoble de matemáticas. Hace más de 20 años, según la directora, que el centro separa a los estudiantes en el primer curso en lengua y matemáticas para corregir el nivel de los que van más atrasados sin desmotivar a los que saben más. “Llegan de colegios distintos y con niveles diferentes, por eso es importante separarlos”, explica Ruiz, profesor desde hace 24 años que entró en el Claudio Moyano el curso pasado.“Me llevé una sorpresa. Nunca había visto tanta facilidad para poder atender a alumnos por separado”, asegura.

Según han denunciado distintos sindicatos docentes, los desdobles se han resentido en España con los recortes y la crisis, aunque no existen datos globales sobre este asunto. Ruiz pasó parte de su carrera en la escuela rural, otra de las claves que Castilla y León sitúa en el centro de su éxito por tener hasta cuatro alumnos por profesor y “casi clases particulares”. En esos años abrió un blog en el que colgaba vídeos para los alumnos que no podían ir a clase por las nevadas y que ahora ofrece a los que tienen más dificultad para seguir la clase.

Interior del instituto de educacion secundaria Claudio Moyano de Zamora.ver fotogalería
Interior del instituto de educacion secundaria Claudio Moyano de Zamora. ULY MARTÍN

Cuatro plantas más arriba, la profesora Sonia Alejo usa el viaje “de un bocadillo de chorizo” desde la boca al estómago y más allá para explicar a 15 alumnos de 3º de la ESO (14 años) las partes del aparato digestivo sin que se oiga de nuevo una mosca. “Aquí no perdemos un segundo en mandarlos callar”, asegura Alejo. Uno de cada cuatro docentes españoles emplea el 20% del tiempo de clase en intentar mantener el orden, según el informe TALIS de la OCDE (2013), centrado en el papel de los profesores. España está ligeramente por encima de la media en esta variable (perder tiempo en mantener la disciplina) que el informe sitúa como un elemento clave para que el aprendizaje “pueda desarrollarse con garantías”.

La profesora de Biología, exalumna del Claudio Moyano, asegura que lleva “más de 30 cursos de formación” desde que sacó su plaza en 2010. “Es el cuento de nunca acabar”. Casi el 70% de los docentes del centro hacen cursos, según la directora. El profesor es clave para que el modelo funcione, como repiten hasta la saciedad los informes y especialistas internacionales. “Con la crisis ha bajado la inversión pública en formación, la gente tiene que pagárselo de su bolsillo”, explica Enric Prats, profesor de pedagogía Internacional de la Universidad de Barcelona. Según el informe TALIS, el 67% de profesores españoles aseguran haber participado en cursos y talleres, en la media de la OCDE, sin que esto parezca haber influido en una mejora clara al menos en PISA. “La cuestión es saber qué efectos tienen esos cursos en la práctica docente”, añade Prats.

Para mejorar la enseñanza en un instituto, según este experto, es fundamental “tener proyectos lingüísticos o tecnológicos que lleven al equipo docente a una situación de cohesión”. En el Claudio Moyano están las secciones lingüísticas en cuatro idiomas. El filósofo José Antonio Marina, autor del Libro Blanco para la Formación docente encargado por el Ministerio de Educación, hace también hincapié en este tipo de proyectos y otros que faciliten en cuestiones como “el trato y la convivencia”.

La profesora Laura Cárdenas coordina desde una pequeña aula la convivencia del instituto zamorano. Cuenta con dos estudiantes por clase para ese proyecto, con los que analiza si hay peleas entre los chicos. “En un clima de respeto se trabaja mejor”, asegura. Lleva 26 años dando clase y pasó más de 10 en otros destinos, como Mallorca. Recuerda que era “mucho más difícil” mantener la atención de sus alumnos mallorquines. “La diferencia fundamental es que los chavales movían mucho dinero en trabajos temporales y eso les hacía perder interés por el estudio. Aquí los alumnos y las familias son más sobrios”.

Fernando Rey, consejero de Educación de Castilla y León. PILAR ÁLVAREZ / CARLOS MARTÍNEZ

La sobriedad, el “estilo castellano de hacer las cosas” que ha puesto encima de la mesa el consejero de Educación castellanoleonés, Fernando Rey, para explicar por qué la región más extensa de España luce en educación. La misma sobriedad con la que, cuando suena el timbre a las dos y cuarto de la tarde, los alumnos abandonan el Claudio Moyano casi sin estruendo, casi en fila, por la puerta principal de un instituto del centro de Zamora cuya verja siempre está abierta.

LA CLAVE FAMILIAR

Iris quiere estudiar Derecho o Psicología en la universidad. Todavía le faltan unos años. Está en 3º de la ESO en el instituto Claudio Moyano de Zamora, donde saca “ochos y nueves” y ejerce de alumna ayudante en el programa de convivecia en su centro. El padre es ingeniero y su madre, profesora de Plástica. Y, aunque asegura que no los suele necesitar para hacer sus tereas, puede que le ayuden más de lo que cree.

El nivel educativo de los padres es el factor no escolar que más afecta en educación, según el informe PISA. Y en este centro castellanoleonés, la mayoría de los chicos provienen de familias con estudios superiores: profesores, médicos, abogados… “Zamora es una ciudad de funcionarios”, dice la directora.

Casi el 80% de los padres de los alumnos de Castilla y León que participaron en PISA tienen un nivel medio alto (al menos uno con bachillerato o FP de grado medio) o alto (titulaciones universitarias). Está por encima de España (75%) y por detrás de lamedia de la OCDE (89%) y de la UE (88). También es menor que otras autonomías con peores resultados, como Cantabria, Aragón, Asturias, según datos del informe español de PISA, que detalla que precisamente el País Vasco, donde los resultados se han resentido de forma significativa en esta última prueba, es donde se da el nivel más alto de formación de las familias de toda España, con un 87% en niveles medio alto y alto.

“Los padres con más nivel social y más formación controlan más a sus hijos”, explica David Matías, uno de los jefes de estudios del Claudio Moyano “No es que el resto de familias no se preocupen, pero lo hacen de otra manera. Si un alumno llega a casa y les dice que no tiene tarea, por ejemplo, deben estar pendientes y decirles que repasen aunque no tengan deberes

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2016/12/10/actualidad/1481392768_269847.html

Imagen: ep02.epimg.net/politica/imagenes/2016/12/10/actualidad/1481392768_269847_1481543171_noticia_fotograma.jpg

 

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Video: A pesar del aumento del 20% en el gasto por estudiante,sólo 12 países mejoraron el desempeño en ciencias

13 de diciembre de 2016/Fuente: OCDE

Más de medio millón de jóvenes de 15 años participaron en la última encuesta mundial sobre educación de la OCDE, conocida como PISA. El principal tema estudiado fue la ciencia, una parte cada vez más importante de nuestra vida económica y social.

 

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=HZjxkDA1s-c&feature=youtu.be

Imagen: static.animalpolitico.com/wp-content/uploads/2016/12/92844132_pisa5-960×500.jpg

 

 

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La educación que queremos

Por: Carlos de la Rosa de la Vega

Podemos identificar un acuerdo esencial en torno a la educación que se repite invariablemente a lo largo de la historia de la humanidad: este principio es el que postula que la finalidad última y más importante de la experiencia educativa es la felicidad del ser humano. Encontramos un segundo principio fundamental en la comprensión de que es imposible adquirir la felicidad mediante el divorcio de los elementos de la naturaleza humana, esto es: su dimensión biológica y su dimensión metafísica, su dimensión social y su dimensión psicológica, su dimensión individual y su dimensión colectiva. Por el contrario, el acercamiento a la felicidad amerita de la comprensión del ser humano como ente unitario donde todas las dimensiones confluyen y a la vez son originarias de un mismo y solo ser. La educación es, por tanto, el conjunto de actividades destinadas a dotar al ser humano de integridad, favoreciendo reconocerse tal cual es, mediante la comunión de todos los elementos de su naturaleza. Acompañar a cada persona a alcanzar el más alto grado de plenitud y coherencia interna consigo mismo y su entorno es la razón primordial de la educación.

Pero esta visión canónica sobre el papel que la educación debe representar en la vida de los individuos y las sociedades no estuvo nunca exenta de embestidas. Como siempre ocurre y prevemos casi nunca, se comieron las crecidas lo ya arado. Desde hace algunos años el Ministerio de Educación de la República Dominicana viene implementando una reforma educativa que pone el centro de interés en la adquisición de competencias, destrezas y habilidades por parte del alumnado. En defensa de este nuevo rumbo educativo se argumenta que el objetivo principal de la educación es preparar a los jóvenes para el mundo de hoy, dominado por la constante renovación de las nuevas tecnologías y la multiplicidad inabarcable de medios por los que el estudiantado puede adquirir sus conocimientos. En la actualidad importa menos asimilar una serie de conocimientos ya recogidos en multitud de registros y monografías y más ser capaz de identificar y manejar los espacios en los que esos conocimientos están contenidos.

Centrar la experiencia educativa en estas tres características (competencias, destrezas y habilidades) es, por fuerza, no centrarla en la obtención de sabiduría (que no es sinónimo de conocimiento) mediante el aprendizaje teórico-práctico de la porción de verdad históricamente conquistada a través de la contemplación, la experimentación y las vivencias individuales y colectivas. Orientar el proceso de aprendizaje hacia el cómo y el dónde (preocupación porque los jóvenes adquieran destreza y habilidad en el uso de las tecnologías de la Era Digital, por ejemplo) desorienta la finalidad, el qué y el para qué de ese mismo aprendizaje: comprender y aprender la vida como medio para alcanzar la felicidad. Apostar por la adquisición de competencias por parte del alumnado como índice de validez del proceso educativo es confundir los medios (cómo y dónde) con los fines (qué y para qué).

De cualquier modo, los funcionarios del MINERD no pueden adjudicarse la autoría de esta desafortunada intención. La idea no es del todo nueva. El nuevo paradigma educativo tiene su origen en Europa (Declaración de Bolonia, 1999) y el orbe occidental (Proyecto Tuning, 2001), siempre con el apoyo y patronazgo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional, instituciones ambas entre cuyos aportes y atributos más conocidos no se encuentran el desinterés económico y la inocencia. A las instituciones dominicanas estas premisas llegan a través del Alfa Tuning América Latina (2004-2013), apéndice del anterior aplicado al contexto latinoamericano.

Digámoslo ya: el interés por dotar de competencias, destrezas y habilidades a un grupo de personas es una preocupación endógena del quehacer empresarial. Hasta comprensible si calculamos las necesidades que aprisionan el mercado, destinado al intercambio de bienes, productos y servicios en forma de mercancías más o menos elaboradas y, en su versión capitalista, orientado no sólo al intercambio sino también al aumento ininterrumpido de los beneficios materiales. Con trabajadores competentes en su función, eficaces y eficientes es como aumenta la tasa de ganancia. Las pretéritas rencillas de clase, género y raza pasaron a un segundo plano ante la coaligante necesidad de la producción. Las esfinges del desarrollo y el crecimiento económico marcan el inequívoco camino de la victoria. Escepticismos aparte, la Historia es la historia de la economía. Pero los propósitos y las particularidades que rigen la educación y el mercado no pueden ser nunca las mismas. Establecer los parámetros de medición y validez del ámbito empresarial en el proceso educativo es errar de manera garrafal, y si disparatado nos parecería pagar por unos zapatos sólo el precio de los cordones o determinar si vuelan o no las aves mediante la observación de un kiwi neozelandés, de igual modo es un enorme sinsentido interpretar y organizar el todo educativo (el aprendizaje de la vida y la felicidad) con las categorías de sólo una parte (las dinámicas económicas de la sociedad).

Junto a la identificación del proceso de aprendizaje con los sistemas de medición y las necesidades autóctonas de la economía privada, actúa un segundo condicionante desvirtuador del horizonte fundamental de la educación.

A lo largo del camino de su existencia el ser humano ha transformado su realidad circundante para dotarse de herramientas artificiales en las que apoyar sus esfuerzos por conseguir determinados propósitos. Es decir, para hacer su vida más fácil, las personas siempre han creado cosas, objetos, instrumentos. Así hicimos con la madera de los árboles ingeniería náutica y arquitectura; con la piedra de las montañas urbanismo y armamentística. El hecho vuelve a adquirir, en fechas cercanas, rango universal con la Revolución Industrial y el posterior desarrollo de la técnica y la tecnología durante los siglos XIX y XX. Es lo que se ha llamado Razón práctica o instrumental: esta capacidad innata nuestra para utilizar los elementos que encontramos a nuestro alrededor y convertirlos en cosas, artefactos, herramientas que nos ayuden a conseguir propósitos ulteriores. La utilidad era y es el principal requisito exigido a cualquier tipo de instrumento nacido del ingenio humano, y si en aquella época y ahora algo se populariza y tiene un papel funcional en la vida de la sociedad, es por haber logrado este principal objetivo de ser útil en nuestra cotidianeidad. La llave con la que abrimos la puerta de casa, la forma y funcionamiento de los aviones y hasta el idioma que usamos para pensar y relacionarnos con el resto de la sociedad permanecen con nosotros, son usados cada día y no han sido desechados todavía por la única razón de que nos son útiles para aquello que necesitamos: abrir y cerrar puertas, desplazarnos, comunicarnos. Son nuestros útiles, que usamos aquí y allá. Estos objetos, estos instrumentos, estas cosas serán reemplazadas por otras nuevas en las que encontremos mayor utilidad.

Pero así como la estructura de una escalera nos permite igual subir que bajar por ella, la capacidad práctica y transformativa de nuestra inteligencia permite suavizar las durezas de la existencia facilitándonos la vida, al tiempo que nos arrastra a la peligrosa paradoja de quedar atrapados en las necesidades y posibilidades, pensadas o imprevistas, de nuestros propias creaciones: no ideamos carros para que nos siniestraran ni celulares para que nos incomunicaran, pero la realidad es bien otra. La vara de mando empezó a gobernarnos a nosotros, y a fuerza de ahondar en la confusión encontramos en su figura esbelta y segura nuestra mejor versión. De repente, la identificación con las características del producto de nuestra imaginación fue tal, que un día nos despertamos y descubrimos que no sólo los instrumentos a los que habíamos dado vida, sino nosotros mismos procesábamos información, nos frizábamos y chapeábamos.

Realizar competentemente la actividad para la que fueron creados y llevar a cabo dicha actividad con premura, habilidad, eficacia, destreza y provecho: tal es la exigencia con que impregnamos a los objetos de nuestra invención, a los utensilios, a las cosas. Las nociones de competencia, habilidad y destreza nos conducen inexorablemente al ámbito de lo útil. Una persona que no adquiera ciertas competencias a la edad cronológica prefijada, ni sea habilidosa ni se maneje con destreza o agilidad caerá en el terreno de lo inútil, inútil ella también. Pedir no sólo que los procesos de aprendizaje sean útiles (como si pudieran no serlo) sino que lo sea el propio estudiantado mediante la adquisición y evaluación de sus méritos por medio de unas determinadas competencias, destrezas y habilidades supone instrumentalizar y cosificar al ser humano equiparando el valor de una persona a su utilidad, es decir, poner a trabajar a la educación al servicio de la deshumanización e instrumentalización del ser humano. Exigir a las personas aquellos atributos que siempre habíamos requerido a las cosas – competencias, destrezas, habilidades – es una obviedad incomprensible antes de 1973 (imposición de la corriente económica capitalista neoliberal en Chile con el dictador Augusto Pinochet, y posteriormente en EEUU con Ronald Reagan y el Reino Unido de Margaret Thatcher), pues hasta ese momento y en extrema normalidad estos requerimientos se mantuvieron soterrados dentro del ámbito específico de la industria, el ejército y la acción médica. Otorgar valor y legitimidad al proceso de aprendizaje según parámetros propios del mundo de la técnica y del mercado manifiesta confundir los medios, estructuras y herramientas creadas por el ser humano con la finalidad con que fueron creados: ser útiles a la actividad humana.

Ni somos ingenuos ni se nos muestra casual la irrupción en los planes de estudio de materias instrumentales, vehiculares de conocimientos (informática y el idioma inglés principalmente, ambos requisitos –canales- indispensables para el buen desenvolvimiento en las relaciones mercantiles y económicas del “mundo de hoy en día”) en el espacio educativo que antes ocupaba, por ejemplo, el inútil y nada lucrativo ejercicio de la filosofía, la apreciación del arte y el cultivo de la espiritualidad. Una vez más, la confusión entre los medios (los cómos, los dóndes) y los fines (la sabiduría como vía a la felicidad) conlleva consecuencias desastrosas para la educación.

O la moral ha hecho a toda persona un fin en sí mismo o nos ha convertido en instrumento al servicio de las prioridades empresariales y de la ciencia tecnológica. Introducir exigencias competenciales en la práctica educativa supone desvirtuar la finalidad simple y clara de toda educación: acompañar a cada persona en su camino hacia la felicidad mediante la armonización de los componentes de su naturaleza, previniendo la ignorancia y el desajuste entre estos elementos congénitos a nuestra realidad.

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