Page 8 of 22
1 6 7 8 9 10 22

Haití arde mientras el mundo lo ignora

Por: Karen Varon Rojas

Haití es conocido mundialmente por ser el país con los índices de desigualdad más altos de América Latina y el Caribe; también ha sido tema de conversación los últimos días debido a las publicaciones en prensa internacional y a las reacciones en redes sociales producto de las fuertes manifestaciones que vienen desarrollándose desde el pasado jueves en la capital y en distintas zonas del país.

Si nos proponemos por dos minutos tejer algo de memoria sobre este lugar, que parece ajeno para muchos en el mundo, podemos mencionar que fue la primera y única nación de esclavos negros que logró liberarse; que el kreyol o criollo haitiano (lengua materna y herencia de la revolución) es uno de sus idiomas oficiales además del francés, y aproximadamente un 99% de la población lo conoce y/o habla.

También podemos decir, que históricamente su lectura de la religión, de la espiritualidad, del arte, de la música y de la cultura han sido señaladas, estigmatizadas y juzgadas debido a que configuran una cosmovisión del mundo distinta a las convencionales y/o a las occidentales, por involucrar y reconocer el medio ambiente, la música, los tambores y los orígenes en la ancestralidad africana.

Un poco de contexto necesario

El 7 de febrero de 1986, Jean Claude Duvalier dictador haitiano conocido como «Baby Doc» fue derrocado por una revuelta popular dando fin a su atroz dictadura, a las constantes violaciones de derechos humanos y a los numerosos casos de corrupción que se vivieron durante su mandato. Paradójicamente, en esta misma fecha en 2017, Jovenel Moise, se posicionó como presidente de Haití.

Dos años más tarde, es decir el pasado jueves 7 de febrero, iniciaron las fuertes manifestaciones en Puerto Príncipe y en distintas zonas del país reclamando la renuncia del mandatario, luego de que el Tribunal Superior de Cuentas emitiera un informe de auditoría que evidencia una infinidad de irregularidades, la terrible gestión de recursos y las posibles desviaciones de fondos prestados por Venezuela en 2008 para ayudar y potenciar el desarrollo económico y social de Haití con el programa de PetroCaribe.

El informe revela además la participación en este grave escándalo de corrupción de 15 exministros y altos funcionarios del gobierno, entre ellos el actual presidente Jovenel Moise, quien apareció como responsable de una empresa que se benefició de dichos fondos para la construcción de una carretera, por medio de un proyecto en el que no se encontraron contratos o procesos legales oficiales, y quien además siempre había defendido su inocencia en declaraciones pasadas cuando se referían a este caso.

Es importante señalar, que esta situación sale a la luz pública en un momento de tensión, ya que el pasado 5 de febrero, el Gobierno declaró el país en urgencia económica, lo que se ha visto traducido en la devaluación de la moneda local frente al dólar de manera exponencial las últimas semanas, una inflación cercana al 15% acumulada en 2 años, la escasez de combustible en el país que también resulta en una de crisis de electricidad y en general la imposibilidad de garantizar el acceso a alimentos básicos para suplir una canasta familiar.

7 días de fuertes manifestaciones

Hoy las calles amanecen con un ambiente de incertidumbre en el séptimo día de manifestaciones convocadas por la oposición y diferentes sectores sociales reclamando la renuncia inmediata de Jovenel y el gobierno aún permanece en silencio; el único pronunciamiento lo hizo el secretario de gobierno Eddy Jackson Alexis el lunes 11 de febrero a través de un comunicado de prensa, en el cual rechaza la violencia y llama al diálogo entre la oposición y el gabinete del actual mandatario. La comunidad internacional y el sector económico nacional también emitieron un comunicado a través del Core Group llamando al diálogo entre ambas partes, no obstante, las protestas continúan en Puerto Príncipe y en el resto del país.

La situación es de tal urgencia que el día de ayer al menos 78 prisioneros de la cárcel civil en la comunidad de Aquin, escaparon en medio de las manifestaciones; la embajada estadounidense recomendó a mujeres, niños y personas no esenciales abandonar el país, y se percibe un ambiente de tensión e incertidumbre por una posible crisis migratoria.

Ahora veamos en qué lugar tiene los ojos el mundo, veamos en donde centra su dolor selectivo, pues en este país, el Estado además de estar absolutamente ausente, también es represor y violento con los manifestantes: desde que iniciaron las protestas el número de muertos supera los 16 y hasta el día de hoy, según reportes no oficiales, la cantidad de heridos es desconocida (el reporte oficial de la PNH es de 4 muertos).

Veamos si su nivel de indignación permanece intacto cuando muchos de los muertos han sido consecuencia de la violencia policial y la imposibilidad del Estado por responder a las demandas de los manifestantes; o porque el acceso a salud y a educación es limitado y casi nulo; o en general, por las condiciones de vida en las que viven la mayoría de los haitianos que no suplen muchas de sus necesidades básicas.

En Haití no hay petróleo, y Estados Unidos ya vino «a salvarlo», o mejor a intervenirlo (siempre luego de algún momento de desestabilidad política o algún fenómeno natural como el terremoto de 2010 o el Huracán Jeann en 2004), a través de la «donación» de casi 60 mil sacos de semillas híbridas de maíz y otros vegetales provenientes de MONSANTO, alterando la agricultura local y afectando la semilla nativa, porque nunca se explicaron los efectos futuros sobre el suelo y las posibles consecuencias de su uso en el medio ambiente y en la salud de las personas.

Organismos como la ONU ya se han pronunciado y la comunidad internacional también, de hecho, su presencia en el territorio haitiano ya tiene varios años; sin embargo, es de vital importancia señalar que la descomunal ayuda humanitaria y los mecanismos de control eran y/o siguen siendo el motor del fenómeno de corrupción que agobia este país. Un ejemplo de ello fue el despliegue militar que hubo con los llamados cascos azules que vinieron a «impartir orden y a traer la paz a las calles haitianas» en 2004 a través de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), no obstante, olvidaron mencionar que fueron dichos cuerpos de seguridad quienes también trajeron el cólera, violaron y dejaron a muchas mujeres haitianas en embarazo antes de retornar a sus países, entre otras graves vulneraciones a los derechos humanos.

El daño que le ha hecho la «ayuda humanitaria» a Haití, la sobre intervención de organizaciones no gubernamentales, los altos montos de dinero que le pagan a extranjeros en las organizaciones de «expertos» cuando en la realidad ni siquiera se les exige hablar criollo haitiano o hacer contacto con la gente en la cotidianidad, o con la cultura local. El complejo modelo de Estado, la centralización del poder en Puerto Príncipe y a su vez la gobernabilidad desdibujada ha resultado en la opción de desarrollo del país a manos de organismos internacionales sin una adecuada regulación por el Estado haitiano.

Lo anterior, es sólo una opinión que me permito construir luego de vivir dos años en este país, y trabajar con comunidades; es un llamado a analizar y a reflexionar cómo EEUU salva los países, con qué criterios, con qué objetivos, y sobre todo a repensar hacia dónde están nuestras preocupaciones, nuestra indignación, nuestro dolor y también nuestra indiferencia.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/8200/haiti-arde-mientras-el-mundo-lo-ignora/

Comparte este contenido:

Canadá: Los críticos con la educación sexual a los niños en Quebec creen que “ignora valores religiosos”

América del Norte/Canadá/24 Enero 2019/Fuente: El país

En 2001, una reforma en Quebec hizo que la educación sexual dejara de ser obligatoria en las escuelas de esta provincia canadiense. Desde el pasado mes de septiembre, el programa en este tema ha vuelto a impartirse en todos los centros de Preescolar, Primaria y Secundaria. Jean-François Roberge, ministro de Educación de Quebec, ha subrayado en distintos momentos que el programa incluye aprendizajes esenciales para los menores y es el producto de dos años de trabajo por parte de numerosos expertos. Sin embargo, algunos contenidos han generado críticas, pese a que Roberge ha insistido en que cerca del 85% de los padres de familia apoya el plan.

Una petición on line, que circuló el año pasado y que obtuvo 414 firmas, solicitaba al Ministerio de Educación que tomara nota del malestar de varios padres de familia que consideran que algunos temas no son apropiados para ciertas edades y que creen que las autoridades imponen una visión que ignora los valores religiosos y las tradiciones culturales. A principios de enero, un médico y un sacerdote publicaron una guía para estos padres afligidos.

El documento está a la venta en Amazon Canadá, tanto en formato impreso como electrónico. Raouf Ayas, un reconocido cardiólogo, y Robert Gendreau, director del servicio de pastoral litúrgica del Arzobispado de Montreal, escribieron al alimón Reflexiones para fomentar el diálogo entre padres e hijos sobre el programa de educación sexual del Ministerio de Educación de Quebec. La obra, enfocada en niños de 5 a 8 años, no ha pasado desapercibida en la provincia francohablante. “El Gobierno impone contenidos sobre la sexualidad a edad muy temprana, además de que contraviene los valores católicos”, expresan los autores en el prefacio.

El programa de educación sexual en Quebec estipula que entre cinco y ocho años (edades donde se han dado las mayores protestas por parte de los padres inconformes), los niños recibirán información en diversos temas. Por ejemplo, aborda las partes del cuerpo, la noción de respeto y consentimiento, el embarazo y el parto y, de igual forma, los distintos modelos de familia (heterosexual, monoparental, parejas del mismo sexo, adopciones). El documento escrito por Raouf Ayas y Robert Gendreau incluye los temas del programa oficial, pero está acompañado de una serie de reflexiones para, según los autores, adecuarlo a los valores cristianos.

No obstante, Ayas y Gendreau manifiestan su oposición al programa del Ministerio de Educación e, incluso, animan a los padres de familia en la guía a “no forzar el pudor natural de los hijos” y a posponer las discusiones sobre el tema. “El niño a esas edades está en un periodo de inocencia. Inundándolo con información sobre la sexualidad que no necesita difícilmente hará que los resultados deseados se alcancen”, manifestó Ayas en entrevista con la cadena TVA.

Ayas y Gendreau proponen también que los padres preocupados por el programa de educación sexual soliciten a los profesores un permiso para que ellos mismos enseñen estos contenidos a sus hijos en casa y no en el aula, con apoyo de la guía. “Es posible una exención, pero bajo criterios muy específicos. Por ejemplo, si un niño fue víctima de abusos sexuales. No es posible lo que sugieren los autores”, precisa a EL PAÍS Bryan Saint-Louis, portavoz del Ministerio de Educación de Quebec. Saint-Louis comenta que aún no es posible conocer el número de solicitudes hechas sobre esta práctica. Cabe señalar que el Arzobispado de Montreal publicó en un comunicado que no respalda la guía, al calificarla como una iniciativa personal de Gendreau y Ayas.

La obra de Raouf Ayas y Robert Gendreau aparece como una de las más vendidas dentro de su categoría en Amazon Canadá. Algunos padres de familia que la adquirieron han manifestado en redes sociales que su contenido es útil y razonable. “Los niños de Quebec aún no pertenecen al Estado; los padres siguen siendo sus responsables en 2019 y deben tener la libertad de enseñarles de acuerdo con sus valores y creencias”, escribió una persona en la página de venta del documento. La guía cuesta 10 dólares canadienses (unos 6,50 euros).

Cendrine Caron vive en el este de Montreal, tiene 39 años y es madre de un niño de 8. Comenta a este diario: “Los contenidos del programa de educación sexual me parecen apropiados para la edad de mi hijo. Es muy importante que se hable de estos temas, ya que obedecen a asuntos de nuestro tiempo y deben enseñarse a temprana edad. Nada de esto me parece exagerado o fuera de lugar”. Diversos sexólogos han manifestado en televisión que los contenidos fueron planeados con atino. Asimismo, Sylvain Mallete, presidente de la Federación Autónoma de Docentes (un organismo que representa a unos 38.000 profesores de prescolar, primaria y secundaria en Quebec), dijo a Radio-Canadáque el Ministerio y los expertos son los que deben ocuparse de estos temas y no los sacerdotes. “El sistema educativo es laico”, recalcó Mallete.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/21/mamas_papas/1548083967_873198.html

Comparte este contenido:

A la carga contra el Nobel que afirma que las personas de piel negra no somos inteligentes

Redacción: Las 2 Orillas

Deconstrucción del pensamiento de James Watson, codescubridor de la estructura del ADN, que defiende en un documental tesis racistas sin base científica

Introducción

Precisamente, aquí aprovecho la ocasión para citar apartados del ensayo, El cerebro racista, de la autora, Amira Armenta (2018). En efecto, Armenta dice: “Ahora que el racismo, el supremacismo blanco, el nacionalismo y la xenofobia tienen gran visibilidad en la arena política mundial, algunos científicos insisten en identificar en el cerebro (o en su funcionamiento) la superioridad de unas razas sobre otras”.

“En su libro Amor, un sentimiento desordenado (2009), el filósofo y ensayista alemán Richard David Precht trae a cuento una anécdota del neuroanatomista francés del siglo XIX Paul Broca, conocido por sus investigaciones sobre el cerebro humano”.

“Broca pesó los cerebros de seres humanos, hombres y mujeres. Y —para su regocijo— encontró que el de los hombres era un 10 y hasta 15 por ciento más grande y pesado que el de las mujeres. Conclusión: el hombre es más inteligente que la mujer. Después, Broca y sus colegas compararon también los cerebros de personas de diferentes nacionalidades con resultados menos felices. Cuenta Precht que el investigador perdería el interés en pesar y medir cerebros cuando se encontró que los cerebros de los alemanes son más grandes que los de los franceses”.

“Pero eso era en el siglo XIX. Hoy día, parece que el criterio del tamaño y el peso ha quedado descalificado entre los neurocientíficos para determinar la inteligencia. Después de todo, el cerebro de los neandertales era más grande que el del Homo Sapiens, y sin embargo el primero se extinguió, y el segundo conquistó el planeta. Como en muchas otras cosas en la vida, no es el tamaño lo que cuenta”.

“Siempre han existido pueblos que se han considerado a sí mismo más bellos y más inteligentes que otros. Creo que no es descabellado decir que la historia de la humanidad se confunde con la historia de la discriminación racial y étnica. La esclavitud y la colonización, ambos fenómenos que datan de épocas remotas, se ha ejercido con el convencimiento de que el pueblo esclavizado o colonizado es inferior: más feo y menos inteligente. Los genocidios se han justificado al atribuirle al pueblo que se quiere eliminar una categoría de ‘subhumano’, como se dijo de los judíos durante la segunda guerra mundial, o se dice de los rohingyas en la Myanmar de hoy”.

“Pero esta discriminación siempre se había basado en la mera fantasía del poderoso, incapaz de compararse o de reconocerse con alguien más pobre, más ignorante o de piel más oscura que él. En el siglo XIX, el desarrollo de las ciencias biológicas le ofreció al colonizador europeo la posibilidad de fundamentar científicamente esta fantasía. Es decir, demostrar que no es una fantasía sino una realidad objetiva. Las ideologías supremacistas se han apoyado desde entonces en este trabajo ‘científico’ de antropólogos, psicólogos evolucionistas, y otros investigadores del cerebro humano para justificar su superioridad. Y aunque nunca nadie ha llegado a probar que hay pueblos o razas biológicamente mejor que otros, algunos, como los nazis, lo dieron por hecho, y ya sabemos lo que pasó”.

“Después del shock que causó en el mundo el genocidio judío, los cerebros racistas se quedaron un poco tranquilos. Pero no por mucho tiempo. Un extenso artículo del periódico The Guardian analiza el ‘resurgimiento de la ciencia de la raza’ en los últimos años. Los promotores más entusiastas de esta ‘ciencia’ son, no es de extrañar, las cabezas más visibles de la llamada alt-right, la ultraderecha contemporánea. El tristemente famoso Steve Bannon afirma que ‘los negros tienen más predisposición genética para la violencia que los otros’. ¿Cómo habrá hecho Bannon para saberlo? Hasta ahora, el gen de la violencia todavía no ha sido aislado como para que se le pueda atribuir claramente a alguien. Tampoco el gen de la inteligencia”.

“Desde que el tema del tamaño y el peso del cerebro se quedó anticuado, los científicos racistas echaron mano de un instrumento más sutil: el coeficiente intelectual (CI). Así, en Estados Unidos, estos ‘científicos’ encontraron, con base en pruebas de CI, que el resultado de las personas blancas suele ser más alto que el de las negras. Y decidieron que esta superioridad se explicaba en la genética: los blancos tienen mejores genes. El Apartheid de Suráfrica estuvo sustentado en este tipo de argumentos. Este sistema político ya desapareció como tal, pero gente como Bannon, los crecientes grupos de supremacistas blancos en los EE. UU., y el nacionalismo xenófobo y racista de cada vez más países de Europa que apoyan estas teorías, están en ascenso”.

Aprovecho el instante para subrayar (Rodríguez Bobb), que en Colombia, el nazismo también está presente a través del partido político (“Centro Democrático”) en sus dirigentes, por ejemplo, concretamente en María Fernanda Cabal, nazista y racista recalcitrante, hembra que en su lenguaje racista es más cócora o fastidiosa que una cama colonizada por pulgas.

“A nadie le sorprende —prosigue, Armenta— que los grupos neonazis alemanes organicen festivales y conciertos, y proclamen en sus consignas que ellos hacen parte de una raza superior. Como se sabe, estos festivales se caracterizan por el desorden y los excesos. Pero que unos tipos que se consideran científicos y trabajan en prestigiosas universidades estadounidenses persistan en imponer acomodados criterios genéticos para justificar la superioridad de una raza sobre las otras es algo más difícil de digerir. Hoy día una investigación científica sobre la inteligencia incluye muchos más factores que los meramente genéticos: el entorno social, económico, la alimentación, el nivel educativo de la persona observada. Es decir, todo aquello que explica por qué hay más negros en las cárceles estadounidenses, por qué hay más pobres de raza negra, y por qué sus CI resultan más bajos”.

Incluso, recientemente, el 4 de enero de 2019, El País, periodico global, editado en Madrid, publicó el siguiente artículo: El premio Nobel que afirma que los negros son menos inteligentes vuelve a la carga. James Watson, codescubridor de la estructura del ADN, defiende en un documental sus tesis racistas sin base científica.

“‘Entre los blancos y los negros hay diferencias en los resultados de las pruebas de inteligencia. Yo diría que la diferencia es genética’ (asegura Watson). El polémico biólogo James Watson, ganador del premio Nobel de Medicina en 1962 por ser uno de los descubridores de la estructura del ADN, ha vuelto a lanzar al mundo sus teorías racistas, esta vez en el documental Decoding Watson [descodificando a Watson], estrenado anoche en la televisión pública estadounidense PBS”.

“Watson, nacido en Chicago hace 90 años, está muy solo con sus elucubraciones. Hace apenas dos meses la Sociedad de Genética Humana de EE. UU. emitió un comunicado ‘alarmada ante el resurgimiento social de grupos que rechazan el valor de la diversidad genética y utilizan conceptos genéticos distorsionados o ya desacreditados para reforzar afirmaciones falsas sobre la supremacía blanca’. La genética, continuaba la nota, ‘demuestra que los humanos no pueden dividirse en subcategorías biológicamente distintas’. En palabras del genetista español Carles Lalueza Fox, ‘las poblaciones no han estado suficientemente aisladas como para que surjan diferencias genéticas en rasgos cognitivos”.

“Watson fue hace cuatro décadas uno de los mayores impulsores de la lectura del genoma humano y de la investigación de las bases moleculares del cáncer. Su defenestración llegó en 2007, cuando, en una entrevista con el semanario británico The Sunday Times, declaró que era “pesimista” sobre el futuro de África. Las políticas de cooperación al desarrollo, aseguró, “se basan en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras que todas las pruebas dicen que no”. Existe el deseo de que todos los seres humanos sean iguales, añadió Watson, pero “las personas que tienen que tratar con empleados negros saben que no es cierto’”.

“El documental Decoding Watson es el regreso del científico apestado a los focos. El filme, dirigido por Mark Mannucci, sigue a Watson y a su entorno durante un año. Era la oportunidad perfecta para matizar sus declaraciones racistas de 2007, pero el científico nonagenario ha optado por mantenerlas. Preguntado por si había cambiado de opinión, Watson responde: ‘En absoluto. Me gustaría haber cambiado, que hubiese habido nuevos descubrimientos científicos que mostrasen que lo adquirido es mucho más importante que lo innato, pero no los he visto’”.

“‘Es decepcionante que alguien que ha hecho contribuciones tan innovadoras a la ciencia esté perpetuando creencias tan dañinas y tan infundadas científicamente’, ha declarado al diario The New York Times el director de los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU., Francis Collins. La mayoría de los expertos en inteligencia considera que las diferencias detectadas en los tests no surgen de factores genéticos, sino ambientales, subraya Collins. Las personas con mayor nivel socieoconómico, mejor alimentación y mejor educación tendrán, en promedio, mejores resultados en las pruebas de inteligencia. Y es más habitual que estas personas con recursos sean blancas”.

Desarrollo

Pues bien, no es mi deber desplegar histórica, antropológica, química, médica y sociológicamente el oscurecimiento de la Era de las Luces. Sabemos que ésta, a pesar de las numerosas alabanzas y fascinaciones, durante los siglos XVIII y XIX y por lo que respecta a sus propios rendimientos y planes, no ha sabido actuar preferentemente, con el fermento de la razón con respecto al ser del negro, de una forma sana e imparcialmente razonable y aspirando progresivamente hacia adelante. A pesar del desarrollo de deslumbrantes teorías sobre la condición humana, se permitió creer que la ley del progreso estaba de su parte. Grandes nombres de la Era de las Luces están a favor de los grandes logros: basta solamente emprender un vistazo histórico. Sus prestaciones tal vez puedan rechazarse abruptamente, pero esto sería un gesto irracional, no racional. El derecho, la religión, la filosofía, la antropología, la biología, la sociología, la historia, la literatura, ¿quién podría discutir que estas disciplinas son del todo indignas de consideración en el jardín de la razón? Sin embargo tras el horror del siglo XV y del XVI con el establecimiento de la exportación de seres humanos de piel negra como esclavos, la experiencia habla irónicamente a todos los optimismos. Tanto la conciencia teológica, llegando hasta la conciencia ilustrada como el pesimismo, parecen llegar a lo mismo. Y las catástrofes en cuanto a los derechos humanos sucedidas alrededor de la esclava y del esclavo de piel negra (crujen aún) en la estructura social que alimenta una duda presente sobre la civilización. La razón en los siglos XVIII y XIX anduvo respecto al ser del negro a la deriva de un futurismo negativo. El negro contó con lo peor. En los próximos siglos, ahora «solo» hace falta que suceda el milagro: el reconocimiento de su ser como tal, al mismo tiempo que su ser social e intelectual.

Pues bien, no es mi deber desplegar histórica, antropológica y sociológicamente el oscurecimiento de la Era de las Luces. Sabemos que ésta, a pesar de las numerosas alabanzas y fascinaciones, durante los siglos XVIII y XIX y por lo que respecta a sus propios rendimientos y planes, no ha sabido actuar preferentemente, con el fermento de la razón con respecto al ser del negro, de una forma sana e imparcialmente razonable y aspirando progresivamente hacia adelante. A pesar del desarrollo de deslumbrantes teorías sobre la condición humana, se permitió creer que la ley del progreso estaba de su parte. Grandes nombres de la Era de las Luces están a favor de los grandes logros: basta solamente emprender un vistazo histórico. Sus prestaciones tal vez puedan rechazarse abruptamente, pero esto sería un gesto irracional, no racional. El derecho, la religión, la filosofía, la antropología, la biología, la sociología, la historia, la literatura, ¿quién podría discutir que estas disciplinas son del todo indignas de consideración en el jardín de la razón? Sin embargo tras el horror del siglo XV y del XVI con el establecimiento de la exportación de seres humanos de piel negra como esclavos, la experiencia habla irónicamente a todos los optimismos. Tanto la conciencia teológica, llegando hasta la conciencia ilustrada como el pesimismo, parecen llegar a lo mismo. Y las catástrofes en cuanto a los derechos humanos sucedidas alrededor de la esclava y del esclavo de piel negra (crujen aún) en la estructura social que alimenta una duda presente sobre la civilización. La razón en los siglos XVIII y XIX anduvo respecto al ser del negro a la deriva de un futurismo negativo. El negro contó con lo peor. En los próximos siglos, ahora «solo» hace falta que suceda el milagro: el reconocimiento de su ser como tal, al mismo tiempo que su ser social e intelectual.

De todas maneras, Fontana Lázaro (1994) dice: “Buffon, que conocía y admiraba la obra de Montesquieu, sostenía que las diferencias entre los hombres derivaban de la influencia del medio: ‘Todo contribuye a probar que el género humano no se compone de especies esencialmente diferentes entre sí sino que, por el contrario, no ha habido originariamente más que una sola especie de hombres que, habiéndose multiplicado y extendido por toda la superficie de la tierra, ha sufrido diferentes cambios por la influencia del clima, enfermedades epidérmicas y también por el cruce variado al infinito de individuos más o menos semejantes’. Lo cual le llevaba a la conclusión de que, a consecuencia del medio hostil en que se habían desarrollado, los indígenas americanos eran inferiores a los del Viejo Mundo, como lo eran, en general, todos los animales de aquel continente. Con lo que, en definitiva, se acababa negando la igualdad que se suponía defender”.

Para el pensamiento naturalista positivista burgués,”lo europeo” aparece en calidad de un modelo perfecto de desarrollo en comparación con el cual, todos los demás pueblos se disponen en orden decadente de “humanitarismo” y “civilización”. Con todo, Buffon no diferenciaba los niveles de desarrollo de los distintos pueblos no europeos, considerándolos a todos salvajes. Buffon, citado por Fernández Herrero (1996) dice: “En efecto, si bien el salvaje del Nuevo Mundo tiene más o menos la misma estatura que el hombre de nuestro mundo, ello no es suficiente para que constituya una excepción al hecho general del empequeñecimiento de la naturaleza viviente en todo el continente que habita. El salvaje es débil y pequeño en cuanto a sus órganos de generación. No tiene ni vello ni barba y carece de ardor para su hembra. Aun siendo más ágil que el europeo por su costumbre de correr, es, sin embargo, mucho menos fuerte físicamente; es mucho menos sensible, y no obstante, más tímido y cobarde, no tiene ninguna vivacidad, ninguna actividad en el espíritu. La corporal es más bien una acción imprescindible determinada por la necesidad que un ejercicio o un movimiento voluntario: quitadle el hambre y la sed, y destruiréis al mismo tiempo el principio activo de todos sus movimientos, se quedará torpemente en cuclillas o tendido de espaldas durante días enteros’. —el párrafo anterior (puntualiza Fernández Herrero) nos dice ya lo que será la definición del salvaje impotente en el tratamiento de inferioridad americana realizado por Buffon. Incluso llega a comparar a los indígenas con serpientes, al definirlos como igualmente fríos. Todas estas degeneraciones, combinadas en un ambiente húmedo donde todo se corrompe, llevan a Buffon a hablar de la juventud de América, a la que define como un continente joven que todavía no se ha secado de su relativamente reciente emergencia de las aguas. En el plano humano, la juventud es la misma: el hombre americano aún no ha tomado posesión del mundo, pero ‘dentro de algunos siglos, cuando se hayan roturado las tierras, talado los bosques, encauzado los ríos y controlado las aguas, esta misma tierra ha de devenir la más fecunda, la más sana y la más rica de todas, como parece serlo en todas las regiones que el hombre ha trabajado’. De toda la teoría de Buffon, es precisamente la parte en que hace juicios de valor, con sus calificativos de «bueno» y «malo», «mejor» y «peor», la que se va a imponer a sus contemporáneos”.

Dicho brevemente, Brion Davis (1996) precisa: “Montesquieu señaló la importancia del clima como influencia modeladora y el Abbé Raynal afirmaba confiadamente que los negros se iban volviendo blancos cuanto más vivieran lejos de África. Según Adam Smith, el filósofo y el mandadero común habían sido muy semejantes cuando niños; las diferencias individuales podían explicarse generalmente por la educación, los usos y costumbres. De modo semejante, las diferencias entre sociedades eran resultado de condiciones y oportunidades económicas. África había tenido la gran desventaja de su aislamiento geográfico y su falta de ríos navegables. Los hombres eran tan plásticos que sus variaciones físicas y culturales no eran más que productos temporales de presiones del contorno (…). Pero en otro nivel, la teoría del ambiente ponía severamente a prueba la creencia en la igualdad natural del hombre (…). Rousseau sospechaba que ciertas condiciones opresoras podían deshumanizar a los hombres al desposeerlos del amor por la libertad. Oliver Goldsmith podía atribuir al clima las diferencias del negro y calificar empero a toda la raza de “estúpida, indolente y malévola”. Hasta autores que profesaban simpatía por el negro admitían con frecuencia implícitamente que si bien las diferencias del africano se debían al contorno que lo rodeaba, era en cierto sentido inferior al europeo. Reforzaban esta conclusión las teorías de científicos como Buffon y Pierre de Maupertius, que no por ello dejaban de creer en la unidad de la raza humana. Negros y europeos tenían el mismo origen y eran miembros de la misma especie, aunque para Buffon, como por cierto para la mayor parte de los teóricos del siglo XVIII, el hombre blanco era la norma humana y el negro la desviación. Este supuesto etnocéntrico parecía confirmado por los albinos africanos y por la relativa blancura de los negros cuando nacían. La negrura era por lo tanto una suerte de aberración o enfermedad, y algunos decían que procedía de una sustancia vitriólica que había quedado atrapada entre las capas de la piel fermentando allí y como resultado de causas climáticas y químicas, los africanos se habían “degenerado”, para emplear el término de Buffon, de su tipo blanco ancestral. Era ésta, en cierto sentido, una versión secular de la maldición de Cam en la que el clima ocupaba el lugar del juicio de Dios”.

La confusión entre los intelectuales occidentales del período de la Ilustración con respecto al ser del africano es de una considerable constancia. Brion Davis (1996) suministra algunos indicios que manifiestan que el problema es de graves dimensiones, cuando dice: “En 1765, cuando Arthur Lee ilustraba a los ingleses sobre el carácter del negro, Rousselot de Surgy difundía opiniones similares en Francia. El año siguiente un crítico de Ephémérides du citoyen, citó triunfalmente pasajes de un libro sobre historia natural donde se afirmaba que las almas de los negros eran tan negras como sus pieles y que su inteligencia era inferior a la que cabía admirar en elefantes: ‘Leur naturel est pervers, toutes leurs inclinations sont vicieuses’. Y puesto que no existía ningún negro, desde el rey más encumbrado hasta el más bajo esclavo que no fuera capaz de vender a su mujer e hijos por algo de alcohol, era obvio que solo el temor podía obligarlos a cumplir sus deberes. En 1770 la argumentación de que los negros eran por naturaleza incapaces de libertad recibió fuerte apoyo de Pierre Victor Malouet, que había sido alto funcionario en Guayana y Santo Domingo y así mismo, en 1777 una declaración real prohibió la introducción de negros en Francia por motivos de seguridad pública y porque ‘les maisons publiqués en sont infectées; les couleurs se mélent, le sang s’ altére’”.

Asimismo, en plena etapa imperial francesa, el conde de Gobineau decía sin rodeos lo que muchos europeos no osarían después afirmar con tanta nitidez. Del negro no podía salir nada y si tenía alguna capacidad artística, esta solo podía plasmarse con la ayuda de la sangre blanca. La perspectiva del mestizaje universal puede ser atractiva y deseable pero muchas teorías históricas sobre el mestizaje han sido elaboradas desde bases oscuras, o a veces demasiado nítidas. En el Libro, II, cap. VII, de la traducción española, Gobineau (1937) dice: “Así, el negro posee en el más elevado grado la facultad sensual sin la cual no hay arte posible; y, por otro lado, la ausencia de aptitudes intelectuales le hace completamente inapropiado para la cultura artística, incluso para apreciar todo aquello que esta noble aplicación de la inteligencia de los humanos puede producir de elevado. Para hacer viables sus facultades es necesario que se una con una raza dotada de otra manera (…). El genio artístico, igualmente extranjero en los tres grandes tipos, ha surgido después del himeneo de los blancos con los negros”.

En un sentido y en cierto grado, todo tiene la estructura del espíritu. Por lo pronto me gustaría limitar a un punto el tema de la ilustración incompleta en Gobineau, a la cuestión de la “ausencia de aptitudes intelectuales” en el negro. Es decir, de los medios del poder mentir cuando se tiene ante sí una conciencia opuestamente estructurada. Sin embargo, preguntarse por qué esta ilustración a medias en Gobineau respecto al negro es ya en cierto modo incorrecto, debido a que la capacidad de ilustrarse sobre el Otro es ante todo un acuerdo libre, pues es Gobineau quien no quiere tener la presión de ilustrarse racionalmente. Uno de los polos para querer informarse sobre el Otro o sobre la cultura del Otro, es verse impulsado por la razón. El diálogo libre de prejuicios con el Otro, es de los que algunos se esfuerzan tras la razón. Su núcleo metódico y su ideal moral al mismo tiempo es el consenso voluntario. Con ello se quiere decir que la conciencia de Gobineau en relación a las “aptitudes intelectuales” del negro, se actualiza bajo la presión del argumento no convincente. En efecto, en Gobineau, se trata de un acaecer sublimemente violento en el que, bajo el choque de una razón incomprensible, se despliegan posiciones del pensar que se han hecho viejas e insostenibles. Con ello, la Ilustración porta en sí, si se me permite expresarlo de esta manera, una primigenia escena medieval, un turbulento idilio de teoría histórica sobre otras culturas no europeas, una horrenda y académica visión: la del impedimento, la del libre diálogo intercultural. Aquí vienen a coincidir, bajo estas leyes irracionales, individuos ingenuos como Gobineau, esclavizados por su conciencia, presionado por ataduras sociales, políticas y de clase, en un diálogo encaminado a la mentira. La verdad que quiere extender Gobineau sobre las “aptitudes intelectuales” de la mujer negra y del hombre negro surge de la falsedad de los hechos, logrados sin esfuerzos, a unos razonamientos (los de Gobineau) débiles, sacrificando a los protagonistas o descubridores de teorías científicas pertenecientes a una historia cronológicamente dada.

En cierto sentido, Cavalli-Sforza (1994) dice: “Gobineau fue el creador del mito en el que se inspiraron Wagner, Nietzsche y el propio Hitler (…). De todos modos, el racismo es más antiguo que estas ideologías, probablemente tanto como la humanidad. Por lo general, cada quien considera que la mejor «raza» es la suya, si por raza se entiende el grupo social, independientemente de que lo que más ponderemos en nuestro grupo sean hechos biológicos (nos parece que somos más guapos y fuertes que los demás) o socioculturales (la vida es más agradable entre nosotros). Normalmente no se hace un esfuerzo por separar biología de cultura y con gran frecuencia se comete el error de meterlas en el mismo saco. En cualquier caso, en la época de Gobineau hubiera sido difícil distinguirlas (…). En una época más lejana, los griegos miraban con desprecio a cualquier extranjero. Les llamaban «bárbaros», o sea, balbucientes, porque no sabían hablar griego. Pero probablemente en todo grupo étnico existió siempre un orgullo de grupo que le impidió tener una visión objetiva. Como racista, Gobineau tenía una peculiaridad, ya que no daba preferencia a su pueblo sino a otro, el germano. Aunque es cierto que los franceses del noreste y muchos aristócratas pueden considerarse, con razón o sin ella, descendientes de los francos, unos bárbaros germanos que tras la caída del imperio romano invadieron el norte del país. Los ingleses también pueden presumir de ascendencia germánica a través de las invasiones anglosajonas. Uno de ellos, (…) se convirtió en un gran admirador de los alemanes y propagandista del mito ario (…). Este mito, entre otras cosas, es una invención reciente”.

“El término «ario» apareció en la lingüística durante el siglo pasado para designar los lenguajes indios. La raíz indoeuropea ari significa caudillo, noble (de ahí «aristócrata»). Hitler se encaprichó de la palabra, pero quizá hubiera elegido otra de haber conocido su verdadero origen: los indios son mucho más distintos de los rubios nórdicos que, por ejemplo, los judíos, a los que odiaba más que a ningún otro grupo (…). En la historia moderna europea ha habido grandes expansiones políticas y económicas. Inglaterra y Francia, sobre todo, han tenido siglos de grandeza y gloria, (…) España vivió (…) siglos de riqueza y conquistas (…). El paso constante del poder de unas manos a otras demuestra que es muy frágil y difícil de conservar durante mucho tiempo. Por lo general el éxito y el poder van de la mano. La sensación eufórica de pertenecer a la primera nación del mundo, o por lo menos a una de las más importantes, con las consiguientes ventajas, puede llevar a pensar que esa superioridad es objetiva, innata, duradera, cuando en realidad es el resultado de una política (…) que podría ser efímera. La historia revela que estas situaciones felices no duran mucho tiempo y están destinadas a caer, a veces de forma repentina (…) ¿adónde va a parar la pretendida superioridad? No hay razón de peso para reivindicarla. No se puede pensar que en las pocas generaciones que dura el naufragio de las grandes civilizaciones haya podido cambiar el patrimonio genético de un pueblo, tal vez por culpa de los cruzamientos entre razas —y concretamente con los amarillos y los negros—, como pensaba Gobineau (…). La condición entre cultura y civilización por un lado, y patrimonio genético por otro, entre nación y población, ha dado pie a esta pretendida superioridad biológica que nadie es capaz de demostrar. La lectura de los argumentos de Gobineau es decepcionante, porque sin basarse en ningún dato pretende demostrar que la decadencia de las civilizaciones se debe a la mezcla de razas, y que todos los progresos de la humanidad se deben a la obra de unos cuantos arios. Pero el caso es que consiguió convencer con esta falaz tesis racista a una parte importante de los intelectuales europeos, y embaucarlos durante casi un siglo. Naturalmente, no le resultó difícil convencer a los directos beneficiarios de la teoría, los alemanes, que también acabaron siendo quienes creyeron en ella durante más tiempo, con las consecuencias más nefastas”.

“No tiene sentido echarle toda la culpa a Gobineau, ya que tuvo muchos seguidores, y hubo otros que, independientemente, propugnaron ideas parecidas. En cualquier caso, el racismo tiene raíces mucho más profundas que las teorías de un intelectual aristócrata (…). La selección natural por fecundidad sigue actuando como factor de evolución, pero lo hace de un modo que tiende a mantener el statu quo en todos los caracteres, pues favorece a los heterocigotos (los que han recibido dos formas distintas del mismo gen de su padre y su madre), y que por ello actúa en detrimento de los tipos extremos y a favor de los intermedios (…). La selección natural está modificando de un modo importante la población mundial en otro sentido, porque cambia la proporción numérica entre las razas, sea cual sea su definición (…). Es un dato que sacará de sus casillas a los racistas blancos, pero en realidad resulta tranquilizador desde otro punto de vista, en especial el del consumo (…). Todas estas consideraciones se refieren a hechos socioculturales. En el plano genético, el hombre, en general, evolucionará muy poco. El hecho más significativo será el desplazamiento de las relaciones numéricas entre las razas. También habrá un aumento continuo de los movimientos migratorios individuales, e inevitablemente la mezcla interracial será más intensa que hoy. No es ninguna mala noticia, aunque entre el conde de Gobineau y sus amigos habría cundido el pánico al conocerla”.

Así las cosas, toda teoría oficialista del sistema colonial que trate funcionalmente la «verdad histórica del ser de África» —lo digo ya de antemano—, oculta un poderoso potencial tanto racional-cínico como racista y puesto que cada inteligencia occidental clásica está incluida en el proceso de tales teorías oficialistas —James Watson— se enreda irremisiblemente en el latente o abierto racismo señorial de estas formas de pensamiento. La Ilustración, considerada en su origen, conservó efectivamente una ambivalencia con respecto al ser del africano o del afrodescendiente entre las perspectivas emancipatorias y las cosificantes. En este sentido, la teoría oficialista todavía hace caer la última sensibilidad con respecto a las mujeres, los hombres, las niñas y los niños negros. Unida a corrientes conservadoras, la teoría oficialista, decreta las teorías incorrectas con respecto a los negros, en el sentido, de que los negros deben de ser inferiorizados, de una vez por todas, ya que con ellos la sociedad colonial vendría a funcionar adecuadamente.

La ingenuidad de tal teoría oficialista pretende planificar a las personas de piel negra como capital fijo. Siempre es una buena reserva, someter voluntades y fuerzas de trabajo, da igual para qué fin. Los teóricos oficialistas sobre la “inferioridad de los africanos” y los estrategas del mantenimiento del orden colonial, están desde el principio interiorizados con esa creencia ingenua, sin embargo, para aquellos que deben creer en ellos, vale el siguiente lema: Basta de reflexión ilustrada o científica y de valores sólidos.

De esta manera, en Estados Unidos el racismo se desarrolla también emparejado con el nacionalismo, por ejemplo, ya en la época de la Independencia de Estados Unidos, el mismo Jefferson expresa la idea de que el pueblo o la nación estadounidense ha recibido como herencia inalienable el derecho a la libertad: derecho de los estadounidenses y no los derechos de sus subordinados no estadounidenses esclavizados. Esta idea, ampliamente difundida, será completada con la doctrina del poligenismo que afirma una distancia absoluta entre las razas, puesto que éstas se remontan a orígenes muy diversos. Posteriormente, el mismo darwinismo, aporta las armas ideológicas de dominación, tanto de raza como de clase social así como el eugenismo. El término se debe a Francis Galton, primo de Darwin y pionero de los estudios de genética humana, quien lo introdujo en 1883 para expresar la idea de la mejora del patrimonio genético de la especia humana que constituye una prolongación del darwinismo.

En este sentido, Cavalli-Sforza (1994) dice: “Desde los comienzos de la biología y la lingüística modernas ha habido un soterrado intercambio de ideas entre las dos disciplinas (…). A mediados del siglo pasado, Charles Darwin explicó la evolución biológica como consecuencia del proceso natural que generan los seres vivos «probando y volviendo a probar» por tanteo. Los organismos más logrados son los que dan muestras de ser más funcionales porque están mejor adaptados al medio y son seleccionados automáticamente pues se multiplican más que los otros (…). El método de la naturaleza, «probar y volver a probar», consiste en presentar constantemente nuevas mutaciones (un término que no existía en tiempos de Darwin). La selección natural es la criba que rechaza las mutaciones desventajosas y favorece las ventajosas, sencillamente porque las segundas se multiplican y propagan más que las primeras. Darwin, basándose en estos conceptos fundamentales, explica la multiplicación, transformación y diferenciación de los organismos vivos y las ilustra en su obra El origen de las especies con ejemplos hipotéticos de árboles evolutivos de las especies”.

Aun todo lo que considerado en la cita anterior, pudiera parecernos como un progreso dentro de la ciencia y de la Ilustración, ha colaborado, sin embargo, indirectamente en la tergiversación de los hechos. La consideración histórica no debe descuidar o menospreciar este elemento esquivo porque precisamente su carácter inmaduro nos pone de manifiesto de la manera más directa y clara, sobre la elaboración de una conciencia filosófica falsa.

Al respecto, Fontana Lázaro (1994) subraya: “(…) la visión evolucionista del mundo elaborada a partir de Darwin (…) recogió el esquema ordenado de los seres vivos que habían elaborado los naturalistas del siglo XVIII y le introdujo una dinámica explicativa. La historia —la teoría de la evolución social diseñada inicialmente por la escuela escocesa— había proporcionado a los científicos la clave para poner en movimiento los «sistemas de la naturaleza» de sus antecesores. En contrapartida, «las ciencias» venían ahora a confirmar estas intuiciones de los filósofos sociales y los historiadores, y proporcionaban un fundamento a las nuevas disciplinas sociales, como la antropología o la sociología, que aspiraban a asemejarse a ellas (para Radcliffe-Brown la antropología social era «una rama de las ciencias naturales») (…). Que ese paradigma global, cuyo elemento central era una visión lineal de la historia natural y humana animada por una concepción del progreso, tuviese mucho de proyección de la sociedad sobre la ciencia, no significa que fuese una mera legitimación de unos intereses de clase en el seno de las sociedades capitalistas y de la dominación colonial de los europeos sobre otros pueblos, en la escena planetaria. Era un marco de ideas amplio, dentro del cual podían desarrollarse a la vez posturas legitimadoras y críticas. El evolucionismo social se ha definido como «una especie de genealogía cósmica de la civilización burguesa» pero era también compatible con una visión crítica de ésta”.

En este sentido, Darwin supuso que la lucha por la supervivencia se aplicaba también a las razas humanas, donde las favorecidas —según él eran las blancas europeas— que habían emergido victoriosas. En cuanto a las africanas y asiáticas, se habrían quedado rezagadas en la lucha por la supervivencia e incluso Darwin aventuró su futuro al decir que desaparecerían completamente en esa lucha de carácter mundial. De este modo, el mismo Darwin (1982, 1a. edición 1859) dice: “En algún momento de un futuro no muy distante como para medirlo en siglos, casi con toda certeza las razas humanas civilizadas exterminarán y reemplazarán a las salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos (…) sin duda, serán exterminados. La diferencia entre hombres y sus allegados más cercanos se presentará entonces más amplia porque será la que corresponda entre el ser humano con una civilización incluso mayor que la de los caucásicos (inferiores) y la de algunos monos como el mandril, en vez de como se presenta ahora entre el negro africano o el australiano y el gorila (…)”. Como se ve, Darwin consideró a los habitantes originarios de Australia, a los habitantes de África negra y a los asiáticos (incluyendo a los amerindios), prácticamente, en un mismo nivel junto con los monos y sostuvo que debían desaparecer. En cuanto a los occidentales (blancos) con enfermedades congénitas, los consideraba “inferiores” y opinaba que era esencial impedir su multiplicación, de modo que definitivamente terminen extinguiéndose.

En el mismo marco reflexivo que Darwin, Havelock Ellis (citado por Haroun Yahya, 2003) afirma: “Los niños de muchas razas africanas son poco o nada menos inteligentes que los niños europeos pero al desarrollarse se vuelven estúpidos y obtusos y en el conjunto de su vida social permanecen dentro de una rutina de poco vuelo, en tanto que los europeos mantienen mucho de su vivacidad de la infancia”.

Siguiendo esta “lógica”, Fontana Lázaro (1994) enfatiza: “En 1869, Alfred Russel Wallace concluía el relato de ocho años de viajes y estudios por el archipiélago malayo con una comparación entre la solidaridad y la justicia que había conocido en los pueblos salvajes y los males de la sociedad británica que le llevaban a sostener que «en lo relativo a la auténtica ciencia social, estamos en una fase de barbarie» (…). Para usar críticamente esta teoría bastaba con negarse a aceptar el presente como «el fin de la historia», y reducirlo a una fase transitoria del progreso humano, en la cual subsistían rasgos negativos que habían de superarse llevando la evolución más allá (…). La «historia universal» construida a partir de esta teoría se asienta en una serie de falsificaciones, comenzando por su manera de concebir «el motor» del progreso. Nuestras interpretaciones de la superioridad europea se basan en una concepción sesgada del avance tecnológico, reducido por lo general a dos elementos claves: la energía y la máquina. «Solo la energía domada por la tecnología proporciona progreso cultural». La llamada «revolución industrial» se suele definir en términos de vapor y mecanización y cuando se ha tratado de analizarla en función de las normas de organización del trabajo humano, no ha faltado quien se apresure a insistir en que lo esencial reside en el paso de una economía que depende de la energía orgánica, a otra que usa sobre todo, energía mineral (…). Fueron las máquinas las que dieron al europeo una superioridad decisiva en la investigación y en la guerra y le permitieron su rápida expansión imperial en África y Asia, de modo que no ha de extrañar que viese en ellas la razón de su primacía y pensasen que la capacidad de los hombres para construirlas proporcionaba una regla segura con qué medir su grado de civilización (…). Nuestras historias de la tecnología suelen ser poco más que historias de la mecanización y hablan poco de todo lo demás. Se describen por encima las aportaciones del mundo islámico, se citan las de la tecnología china —sin aceptar, no obstante, que «los grandes inventos que iban a permitir la llegada de los tiempos modernos en Occidente», sean en lo fundamental legados del saber chino como quieren los sinólogos— y las civilizaciones autóctonas de América y del África negra, carentes de máquinas, no son siquiera mencionadas o se las arroja a la «prehistoria»”.

En efecto, la fábula de la teoría de la inferioridad de los no occidentales no podía ser de otra manera criticada por Fontana Lázaro radicalmente a pesar de un efecto que ha perdurado a través de los siglos, postulando un mecanismo de desarmonización en el interior del ser no occidental. En este sentido, algunos intelectuales occidentales significativos, conculcaron la libertad individual de personas no occidentales y en virtud de ello, cada uno, de manera arbitraria desplegó egoístamente su naturaleza en la medida en que este despliegue (que, considerado “aisladamente”, podría aparecer útil o incluso no perjudicial para la felicidad común de los no occidentales), contribuye de hecho, de manera consciente por el intelectual occidental (a modo individual), a la realización del mayor mal posible pero si el mal en este mundo, tanto moral como natural, es el principio que hace de nosotros criaturas sociables, la base que establecen las teorías eurocéntricas, etnocéntricas y racistas por parte de estos intelectuales occidentales importantes contra los no occidentales, es asociable. En una palabra: incluso ese mal, situado en el tiempo con respecto al desarrollo de la modernidad (en los continentes no occidentales), no es un bien, mucho menos una armonía, es un mal en el sentido de que contribuye a uno mayor.

De hecho, el pensar naturalista del siglo XIX no cambió radicalmente su función. Las ciencias de la naturaleza proporcionaron un concepto de la naturaleza del ser del negro distinto del idílico. Sobre todo los intelectuales blancos, convertidos en imperialistas, utilizaron la alimaña como su emblema político; James Watson que debía de hablar de apaciguamiento, legitima la violencia ideológica contra las y los afrodescendientes, apelando a la diferencia racial entre el blanco y el negro. Mucho antes de James Watson y obviamente contra él, se dio un naturalismo aristocrático en Estados Unidos que se renovó en la burguesía y en la clase media intelectual —(blanca, aunque muchos intelectuales negros de la clase media, cayeron también en la trampa)—, poderosa, como biologismo político. Nada puede mostrar más claramente que el ambientalismo racista de James Watson contra la o el afrodescendientes había sido solo una estilización momentánea del pensamiento intelectual en la que a duras penas se podría apoyar confiadamente una declaración de la emancipación de la y el afrodescendientes. Por ello, James Watson empezó de una manera vacilante a despedirse de la y el afrodescendientes, una despedida que, sin duda, nunca lo ha podido conducir a una ruptura con su otro Yo, el Yo racista.

Como muy bien lo apunta Josep Fontana Lázaro en las citas anteriores, este rechazo del pesimismo político con referencia a la naturaleza humana no blanca es en primer lugar convincente. Tiene a su favor la argumentación del “pensar” como colonialidad del poder. Disuelve los estados morales y las cualidades en procesos, por lo tanto, de acuerdo a lo aquí analizado, no existen hombres indios o negros brutales, sino solo su brutalización; no existe en el hombre negro o en el hombre indio la criminalidad, sino solo la criminalización; no existe en la mujer india y en la mujer negra la idiotez, sino solo la idiotización; no existe en los seres humanos egolatría, sino solo adiestramiento egoísta; no existen razas menores de edad, sino solo víctimas de tutela. Lo que la argumentación racional «blanca» acepta como su naturaleza superior es, en verdad, naturaleza falseada: represión de la oportunidad humana de los no blancos. Sobre estas dos figuras, el indio y el negro, la literatura occidental desarrolla dos de sus pasiones más íntimas: la etnología, la pedagogía, los estudios sobre poder, la deconstrucción, estudios globales, estudios epistemicos, postmodernos y los estudios culturales. En principio, esto no ha cambiado nada, (hasta el día de hoy, siglo XXI) literalmente, esta doble pasión ha tenido su precipitado en dos géneros de gran envergadura: por una parte, en la literatura exótica de viajes y la posterior etnología (sobre todo la alemana, la francesa, la inglesa y la que produce Watson) y, por otra, en la novela de formación y la literatura de pedagogos.

Conclusión

En este sentido, el eurocentrismo, el etnocentrismo y el nacionalismo que va implícito en el racismo estructural aquí analizado, sería, sino la causa única de la desgracia de las y los afrodescendientes, en cualquier caso, la condición determinante para su exclusión, segregación y muerte, tanto física como social en los períodos que van del siglo XV hasta el siglo XXI. Mejor aún, otras de las causas de ese racismo contra las personas de piel negra, bien pudieron ser: los motivos expansionistas por efecto de las crisis económicas internas de los Estados europeos o los problemas psicológicos de los intelectuales en cuestión, por motivos ambivalentes con respecto al sentimiento de la identidad personal y de la pertenencia colectiva. Sin duda, una consideración así confirmaría que la teoría racista elaborada por el pensamiento occidental no tiene nada que ver con la existencia de razas biológicas objetivas pero si muestra que el pensamiento racista de James Watson aquí analizado, es un producto histórico o cultural, obviando el equívoco de las explicaciones posmodernistas que, por otra vertiente, tienden también a convertir o a relativizar estas actitudes racistas “cultas” en elemento invariable de la naturaleza humana.

En realidad, frente a estos hechos realistas, el modelo de interés por la humanidad del otro se comporta, a ciencia y conciencia, de una manera no realista. Resulta antinatural burlarse del ser de las personas de piel negra, de la idea de la razón como fuente y fuerza de iluminación para todos los seres humanos y en parte este análisis intenta, en efecto, hacer justicia a esa carcajada irracional sobre esta forma de racionalismo necio, pero cuando se hayan aclarado todas las contradicciones contra los africanos y afrodescendientes, quizá, la humanidad que no posee piel negra, haya atravesado todos los infiernos del irracionalismo sobre el Mismo. El conservar intacta la saludable ficción de una Alta Razón como fuerza para el entendimiento de todos los seres entre sí, —teniendo en cuenta las características etno-raciales o culturales—, es mi última tarea como soñador.

Notas

– Las citas aquí no aparecen reglamentariamente completas, faltan las numeraciones de páginas. Este trabajo se compone de párrafos, que hacen parte de un libro que será publicado, y se titula: Violencia epistémica. La academia, la esclavización y sus huellas en las Américas.

– El autor del presente trabajo, tiene como línea de investigación: el racismo en las ciencias en Europa, América Latina y el Caribe.

– Aquí les dejo el enlace al texto de James Watson y el documental:

Fuente: https://www.las2orillas.co/la-carga-contra-el-nobel-que-afirma-que-las-personas-de-piel-negra-no-somos-inteligentes/

 

Comparte este contenido:

¿Cómo es el aborto en el mundo islámico?

Por: BBC Mundo

De los 5 países en el mundo en los que el aborto está completamente prohibido -El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Malta y El Vaticano- ninguno es de mayoría musulmana. Eso no significa que no sea un tabú en algunas sociedades islámicas.

En general, los musulmanes no están de acuerdo con el aborto y lo consideran haram (prohibido), pero muchos de ellos —incluyendo juristas, expertos en el islam y médicos— coinciden en que debe ser permitido en ciertos casos. De hecho, en todos los países musulmanes es legal cuando está en riesgo la vida de la madre.

Pero hablar de mundo islámico es hablar de diversidad, pues, aunque comparten la misma religión, los países de mayoría musulmana no se gobiernan de la misma manera.

El islam es la religión mayoritaria en decenas de países ubicados en el Medio Oriente, África y Asia, y es la fe que practican millones de personas en otras partes del mundo. Se estima que en el mundo hay 1.600 millones de musulmanes.

En algunos países, el sistema jurídico está basado exclusivamente en la ley sharia (la ley musulmana); en otros, se combina la legislación musulmana con la ley civil y, en otros, el sistema legal no tiene sus cimientos en la religión sino en el secularismo.

En BBC Mundo analizamos qué dice exactamente el islam sobre el aborto y cómo se aplica en algunos países musulmanes.

Joven con el CoránDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En el Corán hay un verso que dice: «No matéis a vuestro hijos por miedo a la pobreza».

Qué dice el Corán

El Corán, el libro sagrado del islam, y el hadith, que es el conjunto de tradiciones y planteamientos atribuidos al profeta Mahoma, son los textos que guían la vida de todos los musulmanes.

Sami El Mushtawi, jefe del departamento de cultura del Centro Cultural Islámico de Madrid, le explicó a BBC Mundo que en el Corán no hay un párrafo explícito que hable sobre el aborto.

Sin embargo, hay un verso que establece:

«No matéis a vuestros hijos por miedo a la pobreza. Somos Nosotros quienes les proveemos, y a vosotros también. Matarles es un gran pecado».

«Lo que quiere decir ese verso es que uno no puede concurrir al aborto porque teme no poder mantener a sus hijos o darles una vida digna», señala El Mushtawi.

No obstante, todas las escuelas de leyes musulmanas aceptan que el aborto debe practicarse si continuar con el embarazo pone en peligro la vida de la madre.

«(Si) médicos de confianza, con honestidad, sensatos, acreditan esa situación, en ese caso la vida de la madre es más importante puesto que ya es vida de verdad», le dice el especialista a BBC Mundo. «Se debe salvar la vida de la madre», indica.

Musulmanas rezandoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El islam es una de las religiones que más seguidores tiene.

La unidad de la BBC dedicada a la religión y la ética explica que el islam permite esa excepción porque hay una percepción de que es «un mal menor» dentro de una situación que presenta dos males y existe un principio general en la ley sharia de elegir el menor entre dos males.

Y se considera así porque:

  • La madre es la «originadora» del feto
  • La vida de la madre ya está bien establecida
  • La madre tiene deberes y responsabilidades
  • La madre es parte de una familia
  • Dejar que la madre muera significa, en la mayoría de los casos, matar al feto
MezquitaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En la amplia gama de países musulmanes, se encuentra una diversidad de formas de gobierno.

Los primeros 120 días

«Hay una posición más abierta al aborto en las primeras fases. La cuestión fundamental que discuten los expertos, los juristas y los teólogos musulmanes es: en qué momento se pasa de un conjunto de células a constituirse en un ser humano», le explica a BBC Mundo Delfina Serrano, investigadora del Departamento de Estudios Judíos e Islámicos del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo de España.

Según El Mushtawi, la fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.

«Después de 120 días, Dios le envía el ángel para insuflarle el alma o el espíritu (al embrión)», explica el especialista. «Desde la propia concepción del ser humano hasta su muerte, una vez es insuflado el espíritu o el alma en el feto, la vida comienza para nosotros, los musulmanes».

EcografíaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption La fe musulmana cree que después de 120 días se forma el ser humano.

Hay algunos sabios que sostienen que hasta los 120 días, se puede interrumpir el embarazo si la vida de la madre está en riesgo», agrega.

Pero si una vez pasado ese periodo, la vida de la madre está en peligro, el aborto debe permitirse, de acuerdo con la unidad de Religión y Ética de la BBC.

Así, algunas escuelas de pensamiento islámico permiten el aborto en las primeras 16 semanas del embarazo, pero otras, más conservadoras, solo lo aceptan en las primeras 7 semanas.

Eso en lo que se refiere al riesgo para la vida de la madre. ¿Pero qué ocurre si es la vida del bebé la que está en peligro? De nuevo encontramos una gran diversidad.

Según la división Religión y Ética de la BBC, si se confirma que en la etapa temprana de un embarazo el feto sufre de un defecto que no puede ser tratado y que le causará un gran sufrimiento, un grupo de académicos musulmanes diría que el aborto debe ser permitido, siempre y cuando el embarazo no haya llegado a los 120 días.

Una opinión un poco más liberal indica que un aborto dentro de los primeros 120 días sería permitido si el niño naciera con una deformidad física y mental tal que estaría privado de llevar una vida normal. La opinión de al menos dos expertos médicos es imprescindible en ese caso.

Otros expertos están en desacuerdo y consideran que el aborto no debe ser permitido en esos casos.

Mujer embarazadaDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El estado de salud del feto es tomado en cuenta por algunos eruditos del islam para pronunciarse a favor de un aborto.

En Irán, el ayatolá Ali Jameni dictó una fatwa en la que permitía el aborto cuando los fetos de menos de 10 semanas tenían talasemia, un trastorno genético de la sangre.

Una fatwa es un pronunciamiento emitido por eruditos de la ley islámica que puede tener implicaciones legales y que sirve de guía para los musulmanes.

En el mundo islámico, a diferencia del catolicismo, no existe una figura central, como el Papa, que lidera la religión. De ahí, la importancia de que expertos en el islam expliquen el Corán y el hadith profético en el marco de las necesidades de la sociedad.

También en ese país, en 1990, el gran ayatolá Yusuf Saanei emitió otra fatwa en la que se permitía la terminación del embarazo en los primeros tres meses si el feto presentaba una malformación grave, provocada por una condición severa no tratable, y, siempre y cuando, un comité de médicos expertos y confiables la corroboraran y los padres solicitaran la medida.

Violación, incesto y adulterio

«Aunque la jurisprudencia islámica no fomenta el aborto, no hay una prohibición bíblica».

Esas son palabras de la psicóloga social Gilla Shapiro, autora de un estudio sobre legislación sobre el aborto en los países de mayoría musulmana publicado, en 2014, en la revista especializada Health Policy and Planning.

Una mujer en un scanDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Salvar a la madre en caso de que su vida corra peligro es fundamental en el islam.

Shapiro explica que aunque hay un consenso general en el mundo musulmán de permitir el aborto cuando la vida de la mujer está en riesgo, y cuando no han transcurrido los primeros 120 días del embarazo, «existe una notable heterogeneidad en relación a otras circunstancias (por ejemplo: la preservación de la salud física o mental (de la madre), la discapacidad del feto, la violación o razones económicas o sociales) y el desarrollo gestacional posterior del feto».

Algunos expertos del islam plantean que el aborto debe ser permitido cuando la madre es víctima de una violación o de un incesto y, en caso de hacerse, debe ser dentro de los primeros 120 días del embarazo.

Otros aseguran que por esas razones nunca debe ser permitido, pues la vida es sagrada.

En el conflicto de los Balcanes se reportó que después de que un grupo de mujeres fuesen violadas por soldados serbios, una fatwa fue dictada para que pudieran abortar, pero se les urgió que lo hicieran antes de los 120 días de gestación.

En Argelia, una fatwa similar fue emanada en 1998 para los casos de mujeres que fueron raptadas y atacadas por extremistas islámicos.

En 2015, el rey Mohamed VI de Marruecos amplió las causas por las que las mujeres podían someterse a un aborto. Además de salvar la vida de la madre, autorizó que se practicara en casos de malformación del feto y de violación o incesto.

Son ejemplos que demuestran flexibilidad de la ley islámica en determinadas circunstancias.

Mujer con el velo islámicoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Como sucede en Occidente, el aborto es visto como un tabú por muchos musulmanes.

Sin embargo, el islam no permite el aborto cuando el embarazo es resultado de un adulterio.

Justificación para un aborto en países del Medio Oriente y el Norte de África
Riesgo para la vida de la mujer
Todos
Riesgo para la salud física de la mujer
Jordania
Kuwait
Marruecos
Qatar
Arabia Saudita
Riesgo para la salud física y mental de la mujer
Argelia
Discapacidad del feto
Kuwait
Qatar
Violación
Sudán
Todas las razones dentro del primer trimestre
Túnez
Turquía
Fuente: «Annual Review of Population Laws» (2004) Universidad de Harvard*
*Citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007)

Túnez, el primero

En 1965, Túnez se convirtió en el primer país musulmán que liberalizaba su ley de aborto, incluso antes que algunas naciones europeas como Francia y Alemania.

Sarah Raifman, Selma Hajri, Diana Foster y Caitlin Gerdts son las autoras de la investigación publicada en 2015: «This Is Real Misery»: Experiences of Women Denied Legal Abortion in Tunisia» («Esta es una miseria real: experiencias de mujeres a las que se les negó el aborto legal en Túnez»).

Pese a que en su estudio encontraron casos de tunecinas a las que el sistema de salud les negó, por diferentes razones, practicarles un aborto, reconocen que históricamente Túnez estuvo durante mucho tiempo «a la vanguardia en el acceso legal a servicios de salud reproductiva seguros y asequibles para las mujeres».

«Aunque los musulmanes constituyen más del 99% de la población, el gobierno ha respaldado una posición exclusivamente secular sobre los servicios de salud reproductiva», indican.

Una mujer leyendo el CoránDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption El Corán es el libro sagrado del islam que le fue revelado al profeta Mahoma.

En 1965, la nación del norte de África permitió que se le prestara el servicio de aborto de forma legal a mujeres que «tenían más de cinco hijos, que estaban dentro del primer trimestre de embarazo y que contaban con la aprobación de sus esposos».

Una mayor liberalización legislativa se produjo en 1973, cuando el gobierno legalizó el aborto «para cualquier mujer en el primer trimestre independientemente de la aprobación del marido».

Desde 1974, el aborto es legal, en el primer trimestre, previa solicitud de un médico. Después de ese periodo, un aborto es permitido en los centros de salud autorizados cuando hay una necesidad imperiosa de «preservar la salud física y mental de la madre o en caso de una anormalidad fetal» y es imprescindible contar con evidencia de los médicos tratantes.

«Desde 2001, el uso del aborto con medicamentos se ha vuelto cada vez más común en Túnez», señalan las investigadoras.

Sin embargo, como plantean las autoras, fuera del contexto médico, «el aborto es un tabú y muchas mujeres carecen de la información adecuada sobre la disponibilidad de los servicios legales».

Recurrir a la clandestinidad

Si en Túnez, el país que en el mundo islámico ha mostrado una mayor apertura al aborto, ese procedimiento es un tabú, la situación en otros países musulmanes, en los que se implementa la ley sharia, es mucho más compleja.

Mujeres afganas caminandoDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption En algunas regiones de Afganistán que son gobernadas por el talibán, la ley sharia se aplica de forma radical.

En muchas comunidades, como por ejemplo en pueblos de Afganistán, adolescentes y mujeres que quedan embarazadas sin estar casadas son llevadas por sus propias madres y parientes a que se sometan a intervenciones que pueden resultar peligrosas, pues son realizadas por personas que carecen de la preparación médica para lidiar con las complicaciones.

Otras acuden solas y voluntariamente a matronas con experiencia en esos procedimientos para terminar sus embarazos.

En un artículo publicado en 2014 en Deutsche Welle, la periodista Waslat Hasrat-Nazimi investigó cómo muchas mujeres en ese país recurren al aborto ilegalmente para evitar no solo tener muchos hijos, sino el ostracismo social.

«El aborto es el único método anticonceptivo que ellas conocen», indicó Adela Mubasher, de la Organización Mundial de la Salud, en ese artículo.

Un «acto criminal»

Como sucede en Afganistán, las leyes en Irán están en gran parte basadas en el islam.

En ese país solo se contemplan dos excepciones para que un aborto sea practicado: cuando la vida de la madre está en peligro y cuando el feto presenta graves problemas y se establece que se practique en los primeros cuatro meses del embarazo, tras la confirmación de las autoridades médicas.

Fuera de esas excepciones, las leyes iraníes definen el aborto como un acto criminal, incluso en los casos de violación.

Jóvenes caminan en Irán

  Derechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image captionEn Irán, el poder adquisitivo juega un papel a la hora de acceder a servicios clandestinos de aborto.

«No existen estadísticas oficiales ni confiables sobre el número de abortos en el país. Por eso, no tenemos cifras exactas. Sin embargo, se cree que aproximadamente 300.000 abortos se practican en Irán anualmente, solo alrededor de 3% son legales», indica a BBC Mundo Shabnam Shabani, periodista del servicio persa de la BBC.

Además, la gente involucrada en el aborto, no sólo la mujer, pueden llegar a enfrentar graves consecuencias, en algunos casos incluso penas de cárcel.

Lo mismo sucede en Afganistán, Egipto, Argelia, Libia, Bangladesh, Indonesia, entre otros países.

En Egipto, al igual que en Irán, la ley solo solo permite un aborto cuando la vida de la mujer está en peligro.

Por eso, muchas mujeres que no quieren continuar con la gestación, porque fue un embarazo no planeado, por ejemplo, acuden a clínicas que realizan el procedimiento de forma clandestina y deben pagar grandes cantidades de dinero.

«El aborto es visto como un estigma en Egipto», explica Mohammed Abdul Qader, editor asistente del servicio árabe de la BBC.

«Muchas mujeres no cuentan con el apoyo emocional que necesitan en esas circunstancias. Lo hacen a escondidas de sus propias familias porque si saben que lo hicieron, su imagen quedará afectada».

Rayita

Medio Oriente y el Norte de África entre 1995-2000

País Números de abortos Muertes maternas debido a abortos inseguros
Argelia 718.670 1.076
Bahréin 25.754 16
Egipto 2.079.216 2.542
Irán 2.590.681 5.697
Irak 893.285 908
Jordania 196.792 161
Kuwait 70.169 52
Líbano 177.298 85
Libia 117.050 190
Mauritania 116.196 801
Marruecos 699.692 1.084
Omán 80.642 105
Territorios palestinos 98.135 141
Qatar 20.272 14
Arabia Saudita 699.405 927
Sudán 702.248 1.893
Siria 653.965 580
Túnez 118.102 256
Turquía 2.301.966 1.536
Emiratos Árabes Unidos 78.770 49
Yemen 606.339 842

Fuente: «Promises to Keep: The Toll of Unintended Pregnancy on Women in the Developing World» («Promesas para mantener: el costo del embarazo no deseado en las mujeres en el mundo en desarrollo»), del Global Health Council (2002) citado por Leila Hessini: «Abortion and Islam: Policies and Practice in the Middle East and North Africa, Reproductive Health Matters» (2007).

Rayita

El poder adquisitivo, clave

Cuando se recurre a un procedimiento clandestino, el poder adquisitivo puede ser una cuestión de vida o muerte: mujeres de las clases alta y media podrán acceder a un procedimiento ilegal, pero más seguro, tras pagar una gran suma de dinero.

«Acuden a clínicas privadas que lo hacen por dinero de forma clandestina y otras incluso salen a países vecinos a someterse al procedimiento», le dice a BBC Mundo Shodiyor Sayf, periodista del servicio uzbeco de la BBC cuando habla de esa realidad en su país.

Uzbekistán, donde el aborto voluntario es ilegal, es un país cuya población es mayoritariamente musulmana, pero su constitución no es un reflejo del islam sino más bien del comunismo.

Eso se debe en parte a que ese país del centro de Asia aún mantiene una afinidad con su pasado soviético.

Mezquita en UzbekistánDerechos de autor de la imagenISTOCK/GETTY IMAGES
Image caption Aunque de mayoría musulmana, Uzbekistán mantiene su constitución secular.

En contraste, la situación es todo un desafío para las mujeres con menos recursos en muchos países musulmanes.

«Estas mujeres no tienen otra opción que apelar a métodos tradicionales, los cuales pueden ser extremadamente peligrosos, como la ingesta de pastillas extrañas que pueden resultar tóxicas», señala Shabani al referirse a Irán.

Como consecuencia, mujeres de familias pobres mueren por abortos ilegales en muchas regiones del mundo islámico.

En Irán, como explica la periodista, no hay estadísticas sobre esas muertesporque el gobierno tiene tolerancia cero a los abortos voluntarios.

Y esa no es una realidad que se suscribe a esa república islámica, sino a muchos países del mundo musulmán.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-45161474

Comparte este contenido:

Chile: Sexualidad. Una palabra complicada

Redacción: Pousta

Queremos invitarte a la feria sobre sexualidad “Sexpo”, que se realizará este 15 de diciembre en el Cine Arte Alameda.

Hablar de sexualidad siempre ha sido un tema complicado

La política y la religión cada vez nos han alejado más del significado de la palabra entintándola de oscuridad y llenándola de tabú. ¿Por qué un tema tan inherente a nuestra existencia ha sido un tema tan complicado para una sociedad, irónicamente hipersexualizada?

Primero que todo, nuestro mayor error es creer que algo tan complejo como el concepto de sexualidad se basa exclusivamente en algo tan básico como el acto sexual. Para los Taoistas, la fuerza sexual es la base de la creatividad, de la salud, de la vitalidad e incluso de la espiritualidad.

Para los toltecas, la sexualidad va más allá de lo reproductivo y fue vista como una manera de asegurar la marcha del mundo, ya que como humanos manejamos dos grandes fuerzas: una masculina o de penetración que es el amor y una femenina o de atracción llamada sexualidad. Al darle temimos de masculino y femenino no se refiere a hombre o mujer, sino al juego de energías contrarias que poseemos como individuos. Es nuestro propio Ying Yang. Mediante el amor podemos penetrar a las personas con sentimientos y acciones, llegando a generar cambios en ellxs.

Por amor logramos conectarnos con las personas.

Y la sexualidad es la energía mágica que atrae lo que queremos en este plano. Es la capacidad de seducción que tenemos con el universo. Es la energía que sirve para pedir las cosas, ya sean situaciones concretas, oportunidades laborales, o personas a nuestra vida.

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la sexualidad como: “Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales”

Tomando en cuenta la definición de la sexualidad por la OMS y por culturas ancestrales, como las mencionadas anteriormente, podemos apreciar que la sexualidad forma parte importante de nuestra personalidad. Aquí hay un punto muy interesante del cual debemos reflexionar.

Cuando exigimos educación en sexualidad, no solo exigimos información sexual para protegernos de los riesgos que el sexo supone, es decir, prevención de embarazo precoz y de infecciones de transmisión sexual (ITS), exigimos educación sexual para constituirnos y formarnos en quién realmente somos, así de importante. Si solo nos enfocamos en una educación biologista de la sexualidad obtendremos como resultado escuelas que intentan dominar y controlar la misma, no dejarla ser, pues no toman en consideración el goce, el placer, la afectividad, el amor, la identidad de género, las orientaciones, etcétera. La idea es que con una educación sexual la gente se forme y se constituya en quien realmente es.

Dentro de este contexto surge Sexpo: un evento que habla de sexualidad en 360 grados y que pretende a través de charlas, workshops, talleres y performance educar a las personas para que puedan ser ellx mismxs, de ahí su slongan: “Por el derecho a ser tu mismx”.

Sexpo entiende que la sexualidad forma parte de cada unx, es personal, por ende su objetivo es entregar herramientas para que las personas la desarrollen como ellxs quieran. Es un evento con harta carga crítica necesaria para que la gente comience a cuestionar cuáles son las creencias y las normativas que la sociedad tiene y cuáles son las propias. Tiene como objetivo que las personas comiencen un proceso de decontrucción de lo socialmente impuesto y comiencen a construir lo que ellxs consideran como correcto, dentro de su propia moralidad, no dentro de la moralidad de una sociedad poco laica.

Buscamos una educación sexual que acompañe y respete, no una educación punitiva y castigadora.

Sexpo es un llamado urgente a que las personas comiencen a tomar conciencia de la importancia que tiene la educación sexual entendida desde el autoconocimiento, autenticidad, afectividad y habilidades sociales. Somos uno de los países de la OCDE, después de Corea del Sur, en donde la tasa de suicidios aumenta en vez de disminuir. Este es un claro reflejo de que la educación actual que reciben niños niñas y adolescentes no está supliendo todas las necesidades que éstxs tienen.

No podemos seguir haciendo vista gorda y naturalizando estas cifras. Si no encontramos la educación que queremos en espacios académicos tendremos que buscarla en otros espacios como el que entrega Sexpo.

Fuente: https://pousta.com/sexualidad-sexpo/

Comparte este contenido:

Libro: La física del tiempo, ante las grandes cuestiones

Reseña: Richard A. Muller ofrece bases científicas para obtener respuestas

En su libro Ahora. La física del tiempo, Richard A. Muller plantea la existencia del libre albedrío, los límites del fisicalismo, la existencia de un alma que trasciende la realidad física y se enfrenta a las últimas preguntas: Dios o el sentido. No da respuestas, pero ofrece bases sólidas para obtenerlas. Por Juan A. Martínez de la Fe.

 “Ahora”, este momento preciso, es la unidad de creación temporal más compleja y fascinante a la que la mente humana puede enfrentarse. Richard Muller ha decidido analizar todo el potencial de ese instante aparentemente inasequible y que sin embargo conforma nuestro tiempo presente. Sus trabajos acerca del papel de la energía oscura en la aceleración del universo le han permitido aportar una visión distinta del tiempo y de cómo se constituye. Cómo el discurrir del tiempo aumenta el desorden en el universo. Cómo el futuro afecta al pasado. Son algunos de los aspectos que Muller desgrana con una claridad expositiva extraordinaria, muy poco habitual en el intento de la física, la filosofía e incluso de la religión por asir conceptualmente ese momento resbaladizo y crucial: el ahora.

La editorial Pasado & Presente ha publicado, hace ya algún tiempo, una excelente obra. Se trata del libro de Richard A. Muller Ahora. La física del tiempo que, aunque aparecida en Barcelona en 2016, mantiene total vigencia. Es el autor un profesor de física en la universidad de Berkeley, por lo que su estudio tiene una base eminentemente apoyada en esa ciencia, pero que da un paso más planteándonos cuestiones que la trascienden acercándonos a una meta-física o una filosofía, entendidas estas en los parámetros que define el autor; unas definiciones que no se ajustan exactamente con las que usamos habitualmente aplicadas a estas disciplinas.

¿Qué es el ahora? Se trata de una cuestión abordada por filósofos y por físicos; entenderla requiere conocer la relatividad, la entropía, la física cuántica, la antimateria, el viaje hacia atrás en el tiempo, el entrelazamiento, el Big Bang y la energía oscura. Gran variedad de conocimientos que, quizás, ajenos a algunos posibles lectores, les aparten de la lectura de la obra. Pero este supuesto inconveniente queda en gran medida resuelto gracias a la destreza del autor para explicar didácticamente cuestiones complejas. Huye a lo largo de sus páginas, en la medida de lo posible, de la aplicación de enrevesadas fórmulas matemáticas o físicas, que relega a uno de los varios apéndices que contiene, de manera que quien las maneje con facilidad pueda recorrerlas y comprobarlas, mientras que los no especialistas sean capaces de discurrir sin grandes dificultades por los capítulos que comprende.

Muller nos ofrece desde la primera página cuál es el objetivo que se propuso cuando decidió escribir su ensayo: “Mi propósito es recopilar en este libro la física esencial, juntando piezas como en un rompecabezas, hasta obtener una imagen clara del ahora. Para que el proceso sirva a su propósito tendremos también que localizar y desplazar piezas del rompecabezas que han sido erróneamente colocadas”. Y se trata, además, del único libro específico sobre el tiempo, escrito por un físico muy implicado en trabajos experimentales, proponiendo ciertas reflexiones sobre los retos y frustraciones que tal ocupación implica.

Cinco etapas

El autor nos propone cinco etapas para acceder a la intelección del ahora. Una primera etapa se denomina Tiempo asombroso, del que nos dice: “El mensaje más importante de la parte I es que entendemos bastantes cosas sobre el tiempo y que el comportamiento de este no es sencillo, pero está bien establecido”.

Flecha rota es la denominación que aplica para la segunda parte o etapa. Alude a la flecha del tiempo que Eddington relacionó con la entropía. El control de los itinerarios de la entropía es esencial para comprender el ahora.

La tercera parte es Física horripilante, donde aporta otro elemento esencial para la concepción de ese ahora: la misteriosa ciencia de la física cuántica, en la que el pasado ya no determina el futuro, al menos no del todo. En esta física surge el entrelazamiento cuántico, que “sugiere que la capacidad limitada para predecir el futuro seguirá siendo para siempre un punto débil de la física”.

Una exploración sobre los límites de la física se aborda en la parte cuarta de la obra, Física y realidad. En ella se presta especial atención al fisicalismo, esa negación de las verdades no físicas, no matemáticas que, paradójicamente, se basa en la fe y presenta las mismas trampas que la religión.

Ahora, como no podía ser de otra manera, es el título de la quinta y última parte de este más que interesante estudio. Ahora es el filo expansivo de vanguardia del tiempo. “Experimentamos el nuevo momento de forma distinta del precedente porque es el único en que podemos ejercer la opción, o libre albedrío, para afectar y alterar el futuro”. Sabemos que el libre albedrío es compatible con la física. “Podemos influir sobre el futuro utilizando no solo conocimiento científico, sino igualmente conocimiento no físico (empatía, virtud, ética, amabilidad, justicia) para encauzar el flujo de entropía y provocar un reforzamiento de la civilización o su destrucción”. Y la solución a esta problemática la encuentra Muller en el enfoque de un Big Bang en 4D.

Lo que sabemos y no sabemos del tiempo

Más en detalle. En la primera parte, nos encontramos con que el concepto del tiempo trajo de cabeza a los grandes filósofos, pero la física ha abierto esperanzas a su comprensión. Y de eso va este libro: sobre lo que sabemos del tiempo y lo que no.

Muller nos ofrece un conciso y acertado recorrido sobre la frustración de pensadores para comprender el ahora. Aristóteles, San Agustín, Einstein, Arthur Eddington y hasta Stephen Hawking. “Luchar a brazo partido con el concepto del ahora nos llevará a un viaje a través de la abstracta y asombrosa física, de la física del tiempo, del significado de la realidad y de un análisis actualizado sobre el libre albedrío”. Y aquí el autor aborda la siempre actual cuestión de si es posible desplazarse hacia atrás en el tiempo.

Un amplio capítulo se dedica a estudiar los planteamientos de Einstein y su teoría de la relatividad, de la deceleración del tiempo, con lo que implica de posibilidad de viajar hacia atrás. Porque si se cambian los sistemas de referencia, se producen saltos discretos en el tiempo de los sucesos distantes.

Por las páginas del libro discurre el espacio comprimido, junto al experimento de Michelson-Morley y el descubrimiento de la masa, como fuente desconocida de energía, cuya característica principal es la de su conservación. Velocidad de la luz y agujeros negros ayudan a arrojar claridad en las cuestiones que Muller plantea.

No podían faltar las paradojas; la relatividad parece inconsistente desde un punto de vista lógico, hasta que se la analiza de cerca y atentamente. Tres paradojas son las analizadas aquí: la del poste en el granero, la de los gemelos, uno de los cuales emprende un viaje al espacio, y el asesinato del taquión.

Como dice Muller, “no hay paradojas en el mundo regido por las ecuaciones de la física causal. El escenario presenta un problema solo si se piensa que las personas poseen libre albedrío”. Cree él en su libre albedrío, aunque reconoce la posibilidad de que sea una ilusión y que él solo sea un conjunto de complicadas moléculas que reaccionan a impulsos y empujes locales. Es curioso que este libre albedrío sea falsable científicamente, al menos en la manera en que él lo plantea, algo que no ocurre con otras teorías, como la del diseño inteligente.

¿Es posible superar la velocidad de luz? Para Muller, la distancia entre objetos cambia más rápido que la velocidad de la luz;  las distancias, medidas en sistemas de referencia acelerados, cambian con una alta velocidad arbitraria. Esto tiene repercusiones cosmológicas, en particular, según la formulación estándar de la teoría del Big Bang, por el hecho de que las galaxias no se mueven pero la distancia entre ellas va en aumento. El autor postulará que la expansión del espacio va acompañada de una expansión del tiempo y que dicha expansión explica el fluir del tiempo y el significado del ahora.

En el fondo, aquí se trata de la gravedad como aceleración, indistinguible una de la otra. Y lo que aportó Einstein fue la unificación de espacio y tiempo. Y Muller aborda el tiempo imaginario, el tema de los números irracionales e imaginarios, así como el espacio-tiempo en 4D. No da de lado a la extendida teoría de cuerdas, de la que dice que no es la solución de lo que se busca; con ella se han hecho muchas predicciones, ninguna correcta; pero la observación refleja el hecho de que esta teoría requiere la existencia del campo gravitatorio relativamente débil, comparado con otras fuerzas.

¿Y qué decir de los agujeros negros? Afirma que el tiempo próximo a ellos es mucho más extraño de lo que la gente se imagina. Por ejemplo, no atraen ni absorben, sino que se puede orbitar a su alrededor igual que lo haría en torno a cualquier otra masa. Es más, afirma: “no ha habido tiempo suficiente (desde nuestro sistema referencial propio) para que la materia caiga en la distancia infinita que caracteriza un auténtico agujero negro”. Aborda Muller, también, el asunto de los agujeros de gusano, negando que el hecho de atravesar uno de ellos permita viajar hacia atrás en el tiempo. Con lo que pasa a la segunda parte de su obra, Flecha rota, a fin de tratar por qué el tiempo fluye hacia adelante en lugar de hacia atrás.

PublicDomainPictures.

La flecha del tiempo
Este tema, el de la flecha del tiempo, la llama el autor flecha de confusión. Analiza con detenimiento la propuesta de Eddignton, que postulaba que un incremento de la entropía explica por qué el tiempo corre hacia adelante. Nos dice, desde el inicio, que “el tiempo no solo es una cuarta dimensión del espacio. Es intrínsecamente distinto: avanza. Además, el pasado es muy distinto del futuro”.

Por supuesto, para destripar la propuesta de Eddington hay que profundizar en el conocimiento de la entropía, que Muller pretende desmitificar mediante sus planteamientos de la entropía del flujo de calor y la entropía de mezcla, para desembocar en lo desconcertante que es y, por supuesto, en la física cuántica. Y se pregunta: “la entropía aumenta. El tiempo progresa. ¿Están correlacionados, o hay una relación causa-efecto?” Desde luego, para Eddington, el tiempo se mueve hacia adelante porque nuestro estado actual es altamente improbable, lo que deja mucho margen a la entropía.

Para que aumente la entropía, como requería Eddington, el universo actual tiene que tener una entropía baja. Aquí Muller se detiene en los estudios de Georges Lamaître y de Hubble, que parecen apuntar a que el Big Bang no fue una expansión de materia en el espacio, sino la expansión del propio espacio. ¿Existía antes del Big Bang el espacio? El autor se inclina por la negación, pero no tiene respuesta para la pregunta de dónde salió, sino que se podría asumir que “allí” hay una quinta dimensión desconocida por el humano.

El espacio no es un vacío, sino como una substancia no material, sino algo más fundamental que vibra de muy diversos modos: en forma de materia o de energía. “La creación de espacio es lo que hizo posible la materia. Antes de la creación del espacio no existía ninguna de las cosas que creemos ‘reales’”, nos dice Muller, aunque reconoce que estas ideas no forman parte de la ciencia, sino que son fruto de las meditaciones de un científico.

El universo entra en erupción, titula a su análisis de la naturaleza del Big-Bang. En él, recorre el principio cosmológico, según el cual el universo es homogéneo, que considera erróneo, así como el descubrimiento del fondo de microondas de la explosión inicial, sin el cual toda la teoría del Big Bang habría sido refutada. Se lanza a la búsqueda del principio del tiempo, una búsqueda que nos ha llevado, si no al principio, sí a tan solo medio millón de años después del principio, lo que nos ha permitido vernos como éramos, cómo era el universo, hace algunos miles de millones de años.

Y, sabiendo lo que ocurrió hace catorce mil millones de años, ¿qué se puede decir sobre los próximos cien mil millones de años? ¿Se seguirá así hasta el infinito o se producirá un Big Crunch? Esto lleva a Muller a ir ahora en busca del final del tiempo. Recorre el descubrimiento de que la expansión del universo se acelera, con lo que descarta el Big Crunch: “El espacio continúa para siempre, igual que el tiempo a menos que, por supuesto, quede otro fenómeno por descubrir”. No pasa por alto el error de Einstein en relación con su constante cosmológica y se detiene en la teoría de la inflación o de la creación de espacio intermedio entre puntos inmensamente alejados.

No soslaya sus reparos a la teoría de Eddington sobre la entropía como causa de la flecha del tiempo, ya que, a medida que el universo se expande, las microondas llenan más espacio, pero pierden energía, con el resultado de que su entropía permanece constante. Y llega hasta la partícula divina, el bosson de Higgs. Entonces, si la entropía no establece la flecha del tiempo, ¿qué lo hace? Ha habido varias alternativas: la flecha del agujero negro, la flecha asimétrica del tiempo, la de la causalidad, la de la radiación, la psicológica, la antrópica,  la cuántica o la cosmológica. Todas ellas son objeto de análisis por parte de Muller. De su análisis se desprende la necesidad de profundizar en la física cuántica, lo que en la tercera parte de su obra titula Física horripilante.

Física cuántica

Se trata, como dice el autor, de una introducción a la física cuántica empezando por el ejemplo más absurdo y más conocido, el del gato de Schrödinger, a raíz del cual desarrolla el concepto de medición y la que se ha dado en llamar la interpretación de Copenhague, finalizando este apartado con la idea de que la teoría cuántica vulnera la relatividad.

Muller aborda, como no podía der de otra manera, la misteriosa cuestión de la medición y lo mal que se puede probar la función de onda cuántica, asunto ya planteado por Einstein cuando sugirió la dualidad de la onda-partícula, lo que le lleva a desarrollar el principio de incertidumbre de Heisemberg, la longitud de Planck, el caos y su incertidumbre. Y comenta: “Toda teoría escrita sobre estos temas no pasa de ser una especulación fantasiosa. No es así como se desarrolló la física en el pasado. Puede que haya muchas fuerzas adicionales detrás de las cuatro fuerzas tradicionales (la electromagnética, la nuclear, la de la radioactividad, llamada también fuerza débil, y la gravedad”. Lo que sí parece tener claro es que algo causa el colapso de la función de onda mucho antes de que nos llegue a nosotros, pero que no sabe lo que es.

Einstein se equivocó en lo referido a la física cuántica. Pensaba que el electrón tiene en todo momento una posición real pero oculta y que la física cuántica, simplemente, no sabía lo que era. Estudia Muller este planteamiento y desemboca en el entrelazamiento, que acaba con esa variable oculta; más allá, piensa que toda la física, incluida la cuántica, y toda la ciencia son fundamentalmente incompletas, algo que aborda detenidamente más adelante. Pero sí profundiza en la computación cuántica, para la que no demuestra mucho optimismo.

Otro importante apartado es el que dedica a la observación del viaje hacia atrás en el tiempo. Feynman y su postulado de que un positrón es un electrón que recorre ese trayecto inverso ocupan varias páginas del libro; aunque se muestra poco receptivo a la idea de que el ser humano pueda hacerlo, ya que, se pregunta, de qué vale discurrir hacia el pasado si no se pueden cambiar las cosas; además, si todo en el futuro y en el pasado está determinado de antemano, ¿qué utilidad tiene ese viaje? Y concluye que, quizás, algún día alguien funde una religión basada en la idea de Wheeler: al morir, el alma vuelve hacia atrás en el tiempo, se dispersa y se convierte en un alma que se mueve hacia adelante en otra persona; tal vez haya una sola alma en el universo, con lo que adquiere valor la regla de oro, cualquier cosa que hagamos a los demás nos la hacemos a nosotros mismos.

Se llega, así, a la cuarta parte de la obra, Física y realidad, en la que se profundiza en las limitaciones de la física y del fisicalismo. Arranca con el teorema de Gödel, que reza que todas las teorías matemáticas son incompletas, lo que significa que cualquier sistema matemático que se idee, encerrará verdades indemostrables, que no pueden identificarse como verdades. Habrá afirmaciones verdaderas que no puedan verificarse ni demostrarse que son ciertas. La clonación y la teletransportación también son consideradas aquí.

Apasionante resulta la lectura de los apartados que dedica a la ciencia y a la existencia de un conocimiento al margen de la realidad física, algo que ya manejaban los pitagóricos. Y se pregunta si el ahora existe en el cerebro o solo en la mente. Lógicamente, su análisis se detiene necesariamente en el fisicalismo, que afirma que las observaciones no cuantificables son ilusiones; a lo que Muller contrapone que no todo requiere ser verificado empíricamente, pero podemos verificar sus consecuencias. Dice: “La ciencia dice que no tenemos libre albedrío. Tonterías. Esa afirmación está inspirada en la física, pero no tiene justificación en física”. Aborda, también, el problema de Dios, estudiando con más detenimiento los planteamientos de Dawkins; aunque reconoce que los fisicalistas tienen una razón práctica para negar el conocimiento no físico, pues, una vez que se admite, se abren las puertas al espiritismo, la pseudociencia y a la religión.

Repetidas veces se ha referido el autor al tema del libre albedrío y ahora lo aborda en mayor profundidad. Piensa que él lo tiene, pero no está totalmente seguro, porque aunque no podemos llegar a la conclusión de que existe, no hay nada en la ciencia que lo excluya. Y esto, naturalmente, lo lleva a tratar el tema de la ética y de su fundamento.

El Ahora

Todo el camino recorrido hasta aquí nos conduce hasta la quinta y última parte del libro, que toma su título del que figura en su cubierta: Ahora. Propone Muller que, a la par que el Big Bang crea nuevo espacio, crea también nuevo tiempo y ese nuevo tiempo es la clave del ahora. Siendo verdad que el Big Bang es una explosión del espacio en tres dimensiones, una asunción más razonable, más próxima al espíritu de la unificación espacio-tiempo, es que es una explosión del espacio-tiempo en dimensión 4.

A cada momento, el universo se agranda un poco más y hay un poco más de tiempo, siendo ese filo rector del tiempo lo que llamamos el ahora. El futuro no existe aún, se está creando; el ahora está en la frontera, en la vanguardia, es nuevo tiempo que sale de la nada, filo rector del tiempo. Pero no todos los ahora son simultáneos en todo el universo.

El tiempo, pues, está vinculado al espacio-tiempo, es su cuarta dimensión y, por lo tanto, cabe esperar que si aquel, el espacio-tiempo, se acelera, también lo haga el tiempo. Y por fluir del tiempo se entiende la continua adición de nuevos momentos, que nos confieren el sentido de que se mueve hacia adelante en una continua creación de ahoras.

Y este capítulo se cierra con una profundización en sus críticas al fisicalismo, al análisis de la empatía y al libre albedrío.

La obra culmina con una serie de apéndices, su mayoría dedicados a exponer fórmulas y ecuaciones que fundamenten los contenidos del libro, destinados a lectores con mayores conocimientos en estas materias. Así, el primero está dedicado a la matemática de la relatividad, el segundo a tiempo y energía, el tercero a demostrar la irracionalidad de la raíz cuadrada de 2, y el quinto a la matemática de la incertidumbre. El apéndice cuarto es una especie de poema sobre la creación, mientras que el sexto y último aborda el tema de la física y Dios.

En este último apéndice no elude aportar su opinión sobre el particular; quizá, se pueda resumir con estas líneas del texto: “¿Por qué hubo un Big Bang? Hay quien ha invocado el principio antrópico y otros invocan a Dios. No veo una respuesta clara. Si hubiera Dios, ello no da respuesta a la pregunta de si merece la pena adorar al Dios creador. ¿Veneramos a un Ser Supremo solo porque dispuso unas ecuaciones físicas y prendió la mecha? Yo no. Si adoro, adoro al Dios que se preocupa por mí y me da fuerza espiritual”.

Nos hallamos frente a un libro muy interesante. Aborda y nos pone al día sobre los problemas de la cosmología y de la física y lo hace con gran maestría y un considerable esfuerzo por hacer inteligibles cuestiones que no son fácilmente accesibles a quienes no están habituados a moverse en terrenos de fórmulas matemáticas y ecuaciones; y no rehúye el aportar las fórmulas que son necesarias por vía de un apéndice destinado a quienes están más habituados a recorrer estos senderos. Por otro lado, va más allá de la física, la meta-física, exponiendo conclusiones ya fuera de los límites de lo cuantificable para entrar en terrenos filosóficos; y lo hace con sencillez y humildad, reconociendo las fronteras hasta las que puede llegar, dejando un amplio campo de opciones para que el lector pueda optar por las que considere más fundamentadas.

En un rápido esbozo, podemos resumir algunas de las ideas que discurren por la obra, al margen de lo relacionado con el tiempo y el ahora: 1. La existencia del libre albedrío, con las consecuencias que tiene en los campos de la moral y la fundamentación ética; 2. Reconocer los límites del fisicalismo, abriendo la vía a la existencia de realidades no mensurables; 3. La existencia de un “alma”, no en sentido religioso, sino como algo que trasciende la realidad física. 4. Enfrentarse a las últimas preguntas, Dios o el sentido.

No es un libro religioso, evidentemente. Pero no cabe duda de que ofrece unas bases sólidas sobre las que asentar una postura con una robusta base conceptual.

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-fisica-del-tiempo-ante-las-grandes-cuestiones_a44868.html

 

Comparte este contenido:

Arabia Saudita “La cristiandad es una religión pervertida”: la educación saudí en el odio

Rebelión: Clarín

Conceptos ideológicos fanáticos siguen apareciendo en los libros de texto escolares, dice un informe

El número de yihadistas dispersos por el mundo es casi tres veces mayor que en 2001, cuando se cometieron los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, mientras que conceptos ideológicos fanáticos y de odio que alimentan el yihadismo siguen apareciendo en los libros de texto de Arabia Saudita, que no solo se utilizan en este país sino que se exportan o llegan a la mayoría de países donde existen comunidades musulmanas, sean mayoritarias o minoritarias.

Dos informes estadounidenses han venido a coincidir estos días en un momento en que el asesinato del periodista Jamal Khashoggiha puesto el foco en el reino saudí. El primero, del Center for Strategic and International Studies (CSIS), analiza “La evolución de la amenaza salafista-yihadista” después de la aparente derrota del ISIS y señala que actualmente existen 67 grupos yihadistas, con un total de entre 125.000 y 230.000 miembros (un margen quizá demasiado grande).

El segundo informe se fija en los libros de texto saudíes de enseñanza primaria y secundaria para el curso actual. En ellos se dicen cosas como estas:

-“La cristiandad en su estado actual es una religión pervertida y no válida”.

-“Entre los más prominentes efectos del sionismo en el mundo están la difusión de drogas y enfermedades sexuales y otras en muchos países musulmanes”.

-“Los pueblos que son originalmente infieles, como los judíos, los cristianos y los paganos (…) Llamar a estos pueblos infieles es una obligación, porque aquel que no los llame infieles o dude de su carácter infiel es él mismo un infiel”.

Actualmente existen 67 grupos yihadistas, con un total de entre 125.000 y 230.000 miembros

Los extractos pertenecen a Teaching Hate and Violence: Problematic Passages from Saudi State Textbooks for the 2018–19 School Year (Enseñando odio y violencia: pasajes problemáticos de los libros de texto saudíes para el año escolar 2018-19), que ha sido publicado por la Liga Antidifamación, un poderoso lobby judío estadounidense, y su autor es David Andrew Weinberg, un hombre que lleva años dedicado a los libros de texto saudíes, antes como miembro de la neocon Foundation for the Defense of Democracies.

En este empeño, Weinberg declaró en 2016 ante el Congreso de EE.UU., pidiendo que interviniera ante Arabia Saudita. Decía entonces lo siguiente: “En 2014 expuse en una monografía que el Departamento de Estado había destinado medio millón de dólares de los contribuyentes a un estudio de los libros de texto saudíes destinado a ser publicado, pero en lugar de esto fue congelado para evitar comprometer a los saudíes o la administración de EE.UU. Sus hallazgos, muy detallados, fueron ocultados durante años y solo fueron expuestos ante los saudíes de alto nivel después de que los libros que habían sido evaluados ya estaban obsoletos”.

El ISIS utilizó libros saudíes para su adoctrinamiento hasta que editó los suyos propios

El problema con los libros saudíes es que alcanzan todo el orbe. Las autoridades y fundaciones religiosas y benéficas saudíes hacen proselitismo por todo el mundo del wahabismo, su propia versión del salafismo sunnita, que ha sido repetidamente calificada deoscurantista y radical. Desde el siglo XVIII, los wahabíes han sido aliados de la familia Al Saud y un pilar del régimen a partir de la fundación del estado saudí en 1932. El hecho de ser país custodio de La Meca y Medina y el recurso del petróleo ha permitido a los saudíes construir miles de mezquitas, escuelas coránicas y centros islámicos desde el norte de África hasta el sudeste asiático, pasando asimismo por Europa. Con todo ello van los libros y su propia versión del Corán.

Este influjo ha ido imponiendo una única manera de ver las cosas en países de cultura islámica diversa, y ha fomentado, indiscutiblemente, el radicalismo. La prueba más evidente es que el ISIS estuvo utilizando libros saudíes para su adoctrinamiento hasta que empezó a editar los suyos propios, y aun así continuó basándose en las ideas wahabíes.

Washington ha sido siempre consciente del influjo destructivo del wahabismo, pero, que se sepa, no abordó la cuestión con los saudíes hasta casi diez años de los atentados del 11-S, 15 de cuyos 19 autores eran de esa nacionalidad. Con los años, y siguiendo el relato del propio David Weinberg, el gobierno saudí ha ido anunciando “reformas”, pequeños cambios de vez en cuando…

Según Weinberg, los textos que rigen en el curso académico saudí actual –y que afectan a la enseñanza primaria pero sobre todo a la secundaria– son algo menos intolerantes que en el curso 2010-2011, en que se decía que Dios convirtió a los judíos en monos y cerdos y daba por auténticos los llamados Protocolos de los sabios de Sión, un clásico histórico del libelo antisemita, publicado en Rusia en 1902 y que ha sobrevivido durante décadas (de forma notoria, en la Europa del este tras la caída del muro de Berlín).

Sin embargo, señala el autor, esos libros “aún contienen pasajes que animan al fanatismo o a la violencia contra numerosas categorías de personas, incluidos judíos, cristianos, musulmanes shiítas y sufíes, mujeres, personas que practican el sexo anal y cualquiera que se mofe o se aparte del islam”.

 Más ejemplos:

-«Pegar a las mujeres está permitido cuando es necesario”.

-«Uno de los casos más serios de imitación de los infieles: unirse a los infieles en sus celebraciones, ya que esta es una de las mayores en términos de daño y perjuicio y la más extendida entre los musulmanes, y esta participación está prohibida por lo que contiene en términos de aceptación hacia ellos con algo que no es de nuestra propia religión”.

En otros términos: nada de dejarse invitar a compartir fiestas religiosas, ninguna convivencia con el vecino… Este mensaje –dado que no hay otra religión que el islam en el país– está obviamente orientado a la separación de la mayoría sunnita de la minoría shiíta. Fuera de Arabia Saudita, da argumentos a políticas como las que aplicó el ISIS en la ciudad iraquí de Mosul, donde siempre habían convivido sunnitas, shiítas, kurdos, cristianos, judíos y otras confesiones minoritarias.

Si nos fijamos ahora en el estudio del Center for Strategic and International Studies de Washington sobre el estado actual del yihadismo, resulta que este think tank muy ligado al poder señala que la marginación de los sunnitas en Irak nutrió las filas del ISIS, pero no reconoce que lo facilitó el apoyo estadounidense a un gobierno sectario shiíta.También atribuye el resurgimiento de Al Qaeda y la aparición del ISIS a la retirada de las tropas norteamericanas y occidentales.

El CSIS admite al menos “un componente importante –quizás el más importante– de la política occidental debería ser ayudar a los regímenes que afrontan el terrorismo a mejorar su gobernanza y a resolver de manera más efectiva los agravios –en lo económico, lo sectario…– que han sido manipulados por los grupos salafistas yihadistas”.

Siria, Libia y Afganistán, países abocados al caos después de intervenciones militares occidentales, concentran las mayores proporciones de yihadistas, según estos mínimos y máximos: – Afganistán: entre 27.000 y 64.000 – Libia: entre 4.900 y 9.900 -Siria: entre 43.650 y 70.550 A ellos se suman Pakistán, con al menos 17.900, e Irak, con al menos 10.000. Más Nigeria, Mali, Somalia, Filipinas y Yemen.

En todos los casos ha estado presente la ideología radical wahabí,aunque en el caso de Afganistán y Pakistán los talibán tienen su propia versión. Resulta curioso que el CSIS no hace mención del factor ideológico salvo para señalar que “otra ronda de la Primavera Árabe o el colapso de uno o más gobiernos en el mundo árabe podrían permitir fortalecerse al ISIS, Al Qaeda u otros salafistas yihadistas”.

Es decir, según este criterio, fueron las primaveras árabes -y no su fracaso- lo que favoreció a los yihadistas, y si cae uno de esos gobiernos contra los que se manifestaba la gente en el 2011 será peor… Donald Trump, cuando estaba en campaña electoral, decía que los saudíes eran “los mayores financiadores del terrorismo del mundo”. Ahora defiende al príncipe Mohamed bin Salman, fuera culpable o no de la muerte de Khashoggi.

Fuente: https://www.clarin.com/mundo/cristiandad-religion-pervertida-educacion-saudi-odio_0_kbOTtCK7I.html

Comparte este contenido:
Page 8 of 22
1 6 7 8 9 10 22