Entrevista a Carina Kaplan: Los jóvenes ante un mercado laboral selectivo y excluyente

Entrevista a Carina Kaplan, quien analiza cómo avanza un modelo de individualismo en la formación de la juventud.

Buscás trabajo o querés uno mejor? Si tenés entre 18 y 29 años, sos estudiante secundario, terciario o universitario, te invitamos a una Expo donde vas a encontrar oportunidades de inserción laboral y desarrollo profesional en las empresas más importantes del país. Te damos todas las herramientas para que te sigas potenciando». Con ese mensaje la Expo Empleo Joven porteña, realizada el martes y miércoles pasados, convocó a más de 200 mil jóvenes que fueron por una oportunidad laboral, aunque solo pudieron dejar un currículum. En esa escena de desencanto, el presidente Mauricio Macri inauguró la masiva muestra advirtiendo sobre «la velocidad con la que se están destruyendo los empleos tradicionales», a la vez que invitaba a los asistentes a «ser protagonistas de un empleo nuevo». En charla con La Capital, la doctora en educación Carina Kaplan analiza esa situación y manifiesta su preocupación por «los juicios de descalificación que interiorizan las y los jóvenes ante un mercado laboral selectivo y excluyente».

   »No nos tocó una época cualquiera. Cada uno de ustedes puede ser protagonista del empleo nuevo. El secreto de hoy es nunca dejar de capacitarse, siempre tener inquietudes». Parte del mensaje que el presidente de la Nación les dio a los miles de jóvenes que asistieron a la exposición. Y sobre el que continuó: «Lo que más te renueva y te hace sentir joven es el poder seguir aprendiendo cosas, y lo que te levanta la autoestima y te hace ser quien sos es tu trabajo. Eso te genera una seguridad en vos mismo que sino no la tendrías».

   Desde muy temprano la concurrencia de estudiantes que buscan un lugar en el mundo del trabajo se hizo presente en el ingreso a la Expo Empleo Joven montada en el predio de La Rural. La ilusión de ser tenidos en cuenta duró muy poco, apenas y en contadas ocasiones, pudieron dejar un currículum. La mayoría fue invitada a mandarlos por correo. Todo eso al tiempo que el presidente les hablaba de un futuro incierto. «Me preocupan especialmente los juicios de descalificación que interiorizan las y los jóvenes que, ante un mercado laboral selectivo y excluyente, y la consiguiente baja probabilidad objetiva de conseguir un empleo, tienden a atribuirse a sí mismos el fracaso», reflexiona la doctora en educación Carina Kaplan, investigadora de las Universidades de Buenos Aires (UBA) y Nacional de la Plata (Unlp), y del Conicet, al ser consultada sobre el mensaje que les llega a los jóvenes con estas experiencias.

   »El trabajo —continúa— es un ordenador de la vida personal y social. Construye lazo social y da un sentido a la existencia. Me pregunto, entonces, sobre qué soportes o amarras simbólico-subjetivas construyen una imagen y autoimagen de futuro estas y estos jóvenes que están atravesados por el desempleo y la precarización laboral».

Vivir en la incertidumbre

Los conceptos de Macri se unen a los pronunciados por su ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, en el Foro de Inversiones y Negocios, en septiembre del año pasado. En uno de los paneles organizados en ese Mini Davos, Bullrich expresó: «Debemos crear argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla». Un mensaje que no pasa inadvertido, sin consecuencias, para las escuelas, sus docentes y estudiantes. «Una cosa es la incertidumbre propia de cualquier sociedad como la nuestra, y otra es la incertidumbre de los modelos de exclusión. Eso tiene que ver con el capitalismo salvaje. También las sociedades, en general, no están pensando que vaya a haber lugar y trabajo para todos. Y eso es algo que los jóvenes descifran», analiza Kaplan sobre esos discursos que define coherentes con un modelo de exclusión social.

   Pero la especialista también observa que esto demanda un doble trabajo para la institución escolar, a la que define como contracultural. Dice que la escuela está todo el tiempo generando prácticas contraculturales, pensando cómo sostener a los jóvenes en aquel mundo que les toca vivir, donde nadie los está esperando.

   Kaplan también avanza sobre la doble moral con la que se mira a los chicos y chicas: «A veces se critica a los jóvenes por la falta de «cultura del esfuerzo», pero sin oportunidades no hay esfuerzo posible. En realidad es un engaño, es una situación tramposa a la que se los somete: por un lado se les pide que se formen, que se eduquen, porque son «la promesa del futuro» pero luego, cuando quieren insertarse en lo social y en lo laboral, no tienen oportunidades. Y además, junto con ese discurso de que «no se esfuerzan» está el de que son «el mal de la sociedad», «los que producen la inseguridad». A los jóvenes habría que protegerlos dándoles trabajo y educación, sin embargo lo que se hace es un discurso contrario: se los estigmatiza y convierte en el mal de la sociedad».

   La pedagoga menciona que entre sus investigaciones, estudió qué caracteriza a los jóvenes en todas las épocas y lo que resulta es que son los más castigados por los procesos de exclusión laboral, cultural y social en general.

   No sólo estas dobles miradas afectan a la juventud, también golpean a la escuela, cuando se la responsabiliza de todo. «La escuela puede establecer ciertas formas culturales: abrir el abanico de lo simbólico pero no puede generar empleo». Al tiempo que se le demanda que «sea un refugio de lo social», pero luego cuando sus estudiantes se insertan en la sociedad, se esfuerzan por estudiar mientras trabajan, asumir una vida compleja, las oportunidades no son las esperadas. Y por si fuera poco —remarca la educadora— bajo un discurso meritocrático: «Llegan los mejores».

   Con la misma velocidad que Macri describe que se destruyen los trabajos más tradicionales, vuelve a circular en el campo de la educación aquel vocabulario propio de los 90: emprendedorismo, competencias, liderazgo, eficacia, entre otros tantos términos más emparentados con el mercado que con la pedagogía. «Creo que es una autoresponsabilización del individuo sobre su propio destino, algo así como «fabrícate a ti mismo»; y, en realidad, sin oportunidades sociales, culturales, materiales, simbólicas, la gente no se fabrica a sí misma. Se puede construir a partir de una estructura de posibilidades. Por eso lo que hay que discutir es esa desigualdad de base. Lo que promueven es una forma de individualización, de neodarwinismo social porque lo que están diciendo es que van a llegar los que tengan mejores «competencias», en un mercado que es desigual y excluyente».

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/los-jovenes-un-mercado-laboral-selectivo-y-excluyente-n1408944.html

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