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Torreón y Columbine: violencia y seguridad

Por: Mauro Jarquín Ramírez

La vestimenta del agresor no es la única semejanza entre las tragedias de Torreón y Columbine. Ambas ocurrieron en colegios de excelencia académica; las dos gozaron de una cobertura mediática excepcional; comparten además ser el último eslabón de la larga cadena de violencias que México y Estados Unidos reproducen en sus sistemas educativos y por igual generaron como respuesta políticas de seguridad en el espacio escolar.

Para poder encontrar soluciones a los problemas de violencia que vive nuestro sistema educativo, es importante revisar las experiencias previas de otros actos trágicos, más allá de la espectacularidad con la cual ha sido tratado el tema por ciertos medios de comunicación y autoridades. El asesinato de personas al interior de una escuela es de hecho un síntoma, sumamente doloroso, de una desfavorable condición sistémica que, constituida por varias expresiones de violencia (sexo-genérica, étnica, clasista, etcétera) se ha desplegado a lo largo y ancho de nuestro sistema educativo, en todos los niveles.

Tomar esto en consideración nos permite superar ciertas posiciones idealistas que consideran a la escuela como un espacio impoluto, autónomo de la vida social en la cual se encuentra inmersa. Un espacio que, en todo caso, debe ser protegido de amenazas externas que puedan generarle un daño determinado. Tal perspectiva es el punto de partida de distintas políticas de carácter inmunitario que, en la búsqueda de preservar la armonía en los espacios escolares, asientan el problema de violencia escolar, circunscribiéndola únicamente a agentes peligrosos, que representan una amenaza a la comunidad educativa. Es por ello que la primera aproximación a la tragedia de Torreón se realizó en función de la presunta inspiración de un videojuego hacia el asesinato, para después señalar un acto de 20 años atrás.

Tal lógica es, a todas luces, equivocada. La escuela no es un espacio libre de violencia. La escuela vive y reproduce un amplio abanico de violencias en el bullying, el ciberacoso, el autoritarismo docente, el trato de las familias hacia los estudiantes, el currículum oculto de los planteles, etcétera. En distintos sentidos, es la escuela misma la que desarrolla y reproduce la violencia que ha derivado en grandes tragedias como Columbine y Torreón. ¿Acaso no recordamos los casos de acoso sexual en escuelas primarias? ¿O el sistemático bullying del que son objeto miles y miles de estudiantes en las más distintas condiciones socioeconómicas?

Reconocer esta realidad no es culpar a la escuela de los males de nuestra sociedad. Al contrario, nos invita a reconocer la gran dificultad que tienen los planteles educativos en atender prácticas plenamente institucionalizadas en el entorno en el cual se encuentran. Esto nos permite impulsar un enfoque de prevención de la violencia que ponga por delante el bienestar de los estudiantes y no únicamente su seguridad. Después de Columbine, las políticas de seguridad tomaron un nuevo aire, ya que habían sido llevadas a cabo desde los años 80 bajo el lema de tolerancia cero, el cual partía de la idea de que la mejor forma de disminuir el crimen en las escuelas era el señalamiento y la punitividad. En este contexto, se impulsaron políticas de control y disciplinamiento del espacio escolar enfocadas a incrementar la seguridad en los planteles, por ejemplo, con la contratación de servicios de seguridad privados, la revisión de mochila con rayos X y cámaras, entre otros. No obstante, la evidencia empírica nunca mostró resultado claro sobre su efectividad; de hecho, efectos negativos se hicieron patentes, tanto a escala de la integridad de los estudiantes, como en el rubro de su desempeño académico. Ello sin tomar en consideración el gasto incremental que dichas políticas representaron para algunas escuelas, con el fortalecimiento de un redituable mercado de seguridad privada escolar.

Ante la tragedia de Torreón, es comprensible que la respuesta inmediata del gobierno sea revivir el programa Mochila segura, debido a que, pese a su costo e ineficiencia señaladas por la Auditoría Superior de la Federación, permite generar una sensación de seguridad a muchas angustiadas familias, bombardeadas por el espectáculo mediático. Lo que no se entiende es cómo, a más de un año de inicio de su gestión, la actual Secretaría de Educación Pública no haya desarrollado un programa nacional de pacificación escolar, que consista en construir paulatinamente y de manera transversal el bienestar necesario para atender la diversidad de casos de violencia en las escuelas.

Impulsar un programa de esta naturaleza requerirá más que hacer de las familias y el profesorado los policías de las escuelas; se necesita formación docente, atención sicológica en los planteles educativos, programas sólidos de educación para la no violencia, que tendrían como antecedente el Proyecto de Educación para la Paz y Derechos Humanos impulsado por Pablo Latapí a finales de la década de los 80. Estas políticas podrían armonizarse con los trabajos del fantasmal Consejo para la Construcción de la Paz, presente en el Plan Nacional de Desarrollo, pero ausente en el trabajo cotidiano.

Construir paz desde las escuelas requiere de una auténtica política de Estado.

Por cierto, hace algunos meses la SEP invitó a empresarios cerveceros de Constellation Brands a deliberar sobre el futuro educativo de nuestra nación, y participaron en el Laboratorio Educativo de Aspen Institute y Méxicos Posibles. En días recientes, contra las denuncias ciudadanas y el riesgo ecológico, se ha anunciado que dicha cervecera, en Mexicali, va, ya que no representa peligro alguno al abasto de agua. Habrá que recordarle al gobierno que anteponer los intereses privados a los del pueblo no es necesariamente procurar la paz

* Profesor FFL-UNAM

Twitter: @MaurroJarquin

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/01/25/opinion/013a1pol

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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La tabla periódica incita a la educación ambiental para la sostenibilidad

Por: Carmelo Marcén

De lo que se trata con esta propuesta es hablar de cosas cotidianas en las aulas; de hacer una verdadera ecoescuela que se pregunte dónde estamos en relación con el medioambiente global a través de la consideración de cosas pequeñas.

Así dicho suena raro, pero sí. Pongamos que la naturaleza es una mezcla de elementos diversos, de los cuales solamente reparamos habitualmente en los más nombrados: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, oro, plata, hierro y unos pocos más. Estos, como el resto, están por ahí combinados con otros y dan forma y propiedades a todo lo que vemos o utilizamos. Casi seguro que el medio ambiente es eso. De ahí que haya que hablar de ellos, poco a poco, sin grandes aventuras, simplemente leyendo, viendo, oliendo, tocando y, cuando se despierte el interés, investigando. En la vida son omnipresentes (cualquier roca, el agua que se mueve, los animales que podamos encontrar en la naturaleza, las cosas que cada día vemos o utilizamos, el aire que nos trae lluvias y sequía, etc.); en la escuela ya aparecen sin darles importancia, pero a veces sí, inundan en los cursos más altos el mundo de la química, que es el mundo real: las experiencias de cada día.

Dicen quienes saben de esto que un objeto tan corriente ahora como es un móvil puede estar fabricado, contener, más de 30 elementos distintos. También hemos leído por ahí que el cuerpo humano podría llegar casi a 60. Más asombro todavía: por la vida circulan unos 120 elementos diferentes, que se sepa hasta ahora. La lista no ha hecho sino crecer desde que los primitivos humanos apreciaron las propiedades del hierro, cobre u otros metales, allá por la Prehistoria; en el siglo XIX aparecían identificados poco más de 60.

No se trata de organizar una aburrida clase de química. Si los sacamos del medio ambiente y los traemos aquí, a la ecoescuela, es porque son importantes. Además, en este caso, los queremos recordar porque alguien se empeñó en organizarlos en una tabla para que se entendieran mejor y se pudieran enseñar, también en el instituto. El año pasado se cumplían 150 años desde que un científico ruso Dimitri Ivánovich Mendeléiev había “ordenado” su comprensión, con unos criterios que ya aprenderán quienes estudien química en los últimos cursos de Secundaria o en Bachillerato. Como no sabemos si esos estudiantes se manejan con soltura o no por la tabla, se nos ocurre encaminarlos a una tabla periódica muda. Tan importante fue la tarea de Mendeléiev que la Unesco decidió declarar al 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos. Es posible que no todos los colegios e institutos se habrán hecho eco de la efeméride, aquí está explicada.

Entender esto de los elementos presentes en el medio ambiente requiere tiempo y dedicación. Una manera de abordarlos es buscando su relación con la vida diaria, por ejemplo, en los aparatos electrónicos que empleamos. Para entender el asunto merece la pena leer con detenimiento el artículo “Tres tablas periódicas que explican el irracional consumo de muchos aparatos eléctricos” que publicaba Clemente Álvarez en Ballena Blanca de eldiario.es, cuando empezaba el año de la tabla periódica. En primer lugar hay que fijarse en la “Tabla periódica de la escasez”, con 98 elementos no sintéticos, que ha propuesto la Sociedad Química Europea (EuChems). En ella se aprecian cuestiones tan importantes para la vida económica y social, tal como la entendemos ahora, como su abundancia o no en el medio ambiente –algunos tienen su disponibilidad limitada, otros están en riesgo por su uso creciente, y los hay en grave riesgo en los próximos 100 años). Alguno, como el caso del litio, aparece en color amarillo, que indica riesgo futuro de abastecimiento. Este supuesto se podría aprovechar para hablar de las baterías de los coches eléctricos, de lo que podría suceder si todos los coches funcionasen con ellas. Seguro que el debate traería ideas para fortalecer el uso del transporte público, para hablar de dónde se concentran los pocos “yacimientos” de litio; incluso en Cáceres provocará opiniones encontradas acerca de la pretendida explotación de litio que supondría ser la segunda de Europa. Como vemos, medioambiente y tabla periódica van de la mano en la vida aunque no nos lo propongamos.

En el mismo gráfico, la EuChems ilustra sobre aquellos elementos químicos que están presentes en nuestros móviles. Este asunto también es aprovechable en clase. Puede emplearse para ver sin son muchos o pocos, para revisar si alguno de ellos está marcado en rojo o amarillo, pero, sobre todo, para cuestionar si la tendencia compulsiva a cambiar de móvil beneficia al medio ambiente o a nosotros; el artículo alude a que en la Unión Europea se tiran o reemplazan 10 millones de estos dispositivos todos los meses. Es indudable que merecerá la pena hablar de la recuperación de sus componentes, elementos de la tabla una buena parte de ellos.

Los elementos químicos nombrados se obtienen del medio ambiente, la naturaleza para quien así lo prefiera. Para extraerlos se utilizan complejos procesos de minería, que tienen más o menos repercusión ambiental. En otra tabla del artículo se señalan los elementos cuya extracción tiene un impacto bajo, medio o alto (cuidado con el oro, el mercurio o el platino). El asunto daría para hablar largo y tendido con el alumnado de determinados cursos de las huellas que conlleva en la naturaleza disponer de unos cuantos elementos implicados en la fabricación de los aparatos electrónicos, que hoy mismo mandan en nuestras vidas.

Finalmente, la tercera tabla se pregunta por el porcentaje de reciclaje de los distintos elementos. Su recuperación o no tiene una alta repercusión en nuestras vidas, en su disposición posterior o no, en el medio ambiente próximo y global, en el resto de los seres que forman la ecosfera. Aquí se podría reconocer de dónde, cómo y en qué países se “recuperan” parte de esos elementos químicos tan valiosos, de si hay riesgos ambientales en la recuperación. Hay muchos portales de Internet que lo abordan.

Habría más cosas de las que hablar: Por ahí está el paladio, un metal que instalado en los tubos de escape de los nuevos coches híbridos y a gasolina reduce la emisión de gases contaminantes. O ese arsénico que viaja en pinturas e insecticidas hacia las corrientes de agua en donde encuentra cadmio y otros metales pesados, que hacen casi imposible la vida de los peces, entro otros seres acuáticos. Y cómo olvidar a las tierras raras, esos 17 materiales que provocan conflictos bélicos o económicos, ambientales y sociales también, a cualquiera que tiene relación con ellos. Para quienes sean curiosos, hay una tabla que identifica los elementos químicos en los objetos de usos cotidianos.

Al final, de lo que se trata con esta propuesta es hablar de cosas cotidianas en las aulas; de hacer una verdadera ecoescuela que se pregunte dónde estamos en relación con el medio ambiente global a través de la consideración de cosas pequeñas. Se quiere proporcionar una visión general de lo que suponen algunos elementos químicos, en este caso contextualizados en la vida, utilizando como escusa una efemérides científica para hablar de un contenido escolar que, si bien servirá más en unos niveles que en otros, seguro que al profesorado le vendrá bien refrescar lo que en su formación aprendió sobre la tabla periódica para exponer al alumnado la complejidad ambiental de ciertas maniobras productivas o comerciales, al fin y al cabo el consumo, que en principio nos hacen más cómoda la vida. Esto es un avance de la Educación Ambiental para la Sostenibilidad, que tanta falta nos hace.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/01/24/la-tabla-periodica-incita-a-la-educacion-ambiental-para-la-sostenibilidad/

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Nuevos propósitos de 2020, el año de la educación en valores

Por: Educación 3.0

Elaborar una lista de buenos propósitos para trabajar valores como la igualdad, el compromiso social o el fomento de la lectura con el objetivo de incentivar el pensamiento crítico es un buen plan para comenzar el año. Para ello, te invitamos a participar en diversas iniciativas promovidas por distintas organizaciones para concienciar a tu alumnado.

La educación en valores debe estar presente en la vida de niños y jóvenes de todas las edades y en todos los ámbitos. En el aula puede transformarse en una serie de propósitos con los que comenzar un nuevo año profundizando y concienciando acerca de diversos aspectos.

La solidaridad, la empatía o el compromiso social son valores con los que los estudiantes del presente pueden llevar a cabo cambios que transformen su futuro. Así lo muestran los distintos movimientos sociales a favor del planeta y la conciencia medioambiental, como Fridays For Future encabezado por la activista Greta Thunberg, o las manifestaciones a favor del feminismo en muchos países del mundo.

De este modo, y desde clase, se pueden seguir los siguientes propósitos para alcanzar una mayor inclusión, igualdad o conciencia medioambiental entre el alumnado:

1.   Trabajar la sostenibilidad medioambiental

Mision #plasticfree

El comienzo del año significa seguir preocupándose por la responsabilidad ambiental como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En su necesidad de atravesar todos los ámbitos, tiene que estar presente en las escuelas para lograr un impacto positivo y permanente en la comunidad educativa y cívica. Esta concienciación se puede ver en iniciativas como la de Leroy Merlin, que por cuarto año consecutivo pone en marcha su programa de educación ambiental. En esta edición, Misión #plasticfree, el programa se ha propuesto que alumnado y profesorado reflexionen sobre su patrón de consumo hacia posturas más sostenibles y responsables con el medioambiente.

2.   Fomentar la inclusión

Once Upon a time

No sólo hay que centrarse en el entorno que nos rodea. Para que los propósitos de este año sean verdaderamente responsables también hay que enfocarse en las personas, en todas y cada una de ellas. Aquí es donde entran en juego conceptos como el de inclusión y solidaridad que concursos como el del Grupo Social ONCE quieren desarrollar. Este año, su 36 edición “ONCE Upon a time: La mirada de tod@s” pretende romper con el modelo que trata de forzar a las personas a encajar de manera rígida y sin profundizar en su contexto personal, emocional y social. ¿Cómo? A través de la innovación pedagógica que permite que los estudiantes sean protagonistas de su propia educación.

3.   Poner la responsabilidad en el centro

Abanca propósitos educación en valores

La característica común de estos valores es la responsabilidad. Desarrollar este concepto en los centros es otro de los objetivos a conseguir y para ello se deberían abordar todas sus dimensiones. La educación debe fomentar tanto la responsabilidad social como la económica e introducirlas en el aula es muy sencillo si se cuenta con la ayuda de programas de sensibilización. El que lleva a cabo la Fundación CASER “La Misión, por la inclusión ¡pasa a la acción!, quiere fomentar a través de la investigación una mayor conciencia social en clase. Por su parte, la 2ª ed Segura-Mente de Abanca es una iniciativa sobre educación financiera pensada para ayudar a que los estudiantes adquieran una capacidad crítica en cuanto a la asunción de responsabilidades y toma de decisiones. En este punto, se habla del fomento de la cultura de la prevención, necesaria en los futuros adultos.

4.   Trabajar la igualdad en los centros educativos

Tú puedes ser lo que quieras Barbie propósitos educación en valores

Uno de los propósitos más claros es trabajar por la igualdad de todas las personas: incluso las más pequeñas reivindican su lugar en el mundo y reclaman tener más referentes femeninos, escasos en los libros de texto. Una injusticia histórica con la que ha querido romper por ejemplo la 2º edición del programa educativo de Barbie. Bajo el lema “Tú Puedes Ser lo Que Quieras”, recupera a las profesionales olvidadas y ayuda a que el alumnado se plantee sin límites su futuro, trabaje en colaborativo y reflexione sobre lo que quiere ser.

5.   Leer más y fomentar la lectura en el alumnado

Agus& Monsters propósitos educación en valores

Es necesario fomentar la lectura en los más pequeños. En los libros también encontramos un altavoz social que se dirige directamente a la generación que transformará el futuro como se muestra en concursos editoriales como el de Casals, que presentó el año pasado la 5ª edición del concurso educativo de dibujo Agus& Monsters, una iniciativa para fomentar la creatividad y la animación entre niños y niñas.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/nuevos-propositos-2020-ano-educacion-valores/122327.html

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¿Qué hacer en caso de una crisis en un centro educativo?

Por: Paulette Delgado

¿Están preparados los docentes para afrontar este tipo de situaciones? ¿Cómo saber qué hacer en caso de un ataque en un centro educativo?

Aunque la escuela debería de ser un lugar seguro para los estudiantes y personal educativo, no siempre es así. El pasado 10 de enero, por ejemplo, ocurrió una balacera en Torreón, México, además de los más de 40 tiroteos que ocurrieron en Estados Unidos tan solo en 2019. Ante este tipo de ataques violentos en centros educativos, ¿de qué manera deben actuar los docentes ante situaciones de peligro?

En 2012, el Gobierno de México publicó el “Manual de Seguridad Escolar”, una publicación que como parte del programa Escuela Segura, contiene instrucciones sobre qué deben de hacer los docentes y directivos en caso de inseguridad. A siete años de su publicación, muchas instituciones siguen sin tener una estrategia de seguridad escolar.

El manual está enfocado a escuelas y consejos escolares. Para los estudiantes, el manual sugiere que los temas de seguridad sean vistos dentro de las clases de Formación Cívica y Ética.  Se enfatiza en el manual que, al momento de encontrarse en una situación de peligro, todas las acciones deben tener un sentido pedagógico; seguir procedimientos no es suficiente, se necesita una estrategia que ayude a tornar esa situación en una oportunidad de crecimiento personal y social para toda la comunidad, incluyendo a los padres.

Para lograr transformar una situación de peligro o crisis en aprendizaje, se necesita la participación de toda la comunidad en conjunto con las autoridades. Esta cooperación permitirá proteger física y emocionalmente a todos, brindar la atención necesaria en caso de secuelas y apoyar a los padres de familia y a los estudiantes en los procedimientos legales y psicológicos que necesiten.

Para lograr esta unidad todos deben de participar. Los alumnos deben de aprender sobre el autocuidado, qué hacer en caso de estar en una situación de peligro, participar en los simulacros y crear campañas de concientización. Esto los ayudará a saber cuales son sus capacidades y qué tanto pueden ayudar a docentes y compañeros.

En el caso de los padres, más allá de cuidar a sus hijos y cooperar con la comunidad, deben evitar divulgar chismes o  información proporcionada por la institución educativa. Además, el manual sugiere reunirse en la escuela en momentos de inseguridad y tratar de evitar acciones emocionales que pueden poner en riesgo a los demás.

La comunidad cerca de cualquier institución educativa  también tiene un papel importante, principalmente, el de no esparcir rumores así como ofrecer refugio para alumnos, docentes y padres de familia. Aunado a eso, pueden servir como conexión externa con el mundo en caso de que la escuela cierre sus puertas, así como la vigilancia del área y advertir a los maestros o autoridades en caso de notar algo extraño.

El papel de las autoridades recae en proteger a la población. Deben informar a la comunidad educativa sobre lo que está ocurriendo, promover acciones preventivas, ayudarlos a detectar las zonas seguras en la escuela, enseñar tanto a alumnos como a docentes sobre cómo manejar evidencia y cómo denunciar sin ponerse en riesgo. En caso de una emergencia, deben acudir rápidamente a las instalaciones educativas.

Aunque cada escuela es diferente, las decisiones que se tomen deberán enfocarse en la enseñanza de habilidades clave como la autorregulación, saber qué actitudes pueden ser de riesgo, aprender a resolver conflictos de manera pasiva y a fomentar los derechos humanos, el respeto, la solidaridad y más valores que pueden salvar sus vidas y la de sus compañeros.

Al inicio de cada ciclo escolar, cada escuela debe elaborar una autoevaluación de los problemas y riesgos que enfrentan. También es necesario definir estrategias para manejar posibles situaciones de seguridad que incluyan:

  • Asignar responsables

  • Fortalecer la protección uno del otro

  • Establecer redes de comunicación con los padres

  • Incluir a Protección Civil (o entidad similar, dependiendo del país) en el  Consejo Escolar

  • Organizar brigadas

  • Tener señales de alerta secretas, como timbres o palabras clave para alertar a otros maestros

  • Hacer constantemente simulacros con Protección Civil o Seguridad Pública presente y documentar las situaciones de riesgo para trabajar sobre ellas

  • Revisar constantemente los reglamentos de seguridad, incluido el “Manual de Seguridad Escolar

  • Tener un directorio con los contactos de las autoridades y miembros de la comunidad que pueden ayudar, estos contactos deben estar a la mano

Igual que es importante tener un plan de acción durante y después de una crisis, al finalizar la situación de riesgo se deben de analizar las consecuencias materiales, físicas y emocionales. El estallido de una bala o la sensación de un temblor se van, pero el miedo, ansiedad, estrés y más problemas emocionales, se quedan, por lo que es importante hablar de lo sucedido con el alumnado y profesorado y tratar de convertir la situación en aprendizaje. Tener una bitácora de los hechos donde se registre qué sucedió, cómo se manejó, qué se hizo bien y qué se puede mejorar, ayudará a aprender de estas situaciones.

A continuación señalamos algunos ejemplos más específicos de qué hacer en circunstancias de inseguridad:

¿Qué hacer en el caso de rumores de hechos violentos?

Esparcir rumores puede generar tensión y pánico entre la comunidad. El “Manual de Seguridad Escolar” recomienda que para evitar este tipo de problemas es importante tener  buena comunicación con las autoridades y fuentes confiables de información. Una vez que se tienen los datos verídicos, distribuirlos a los padres de familia y a la comunidad a través de medios de información internos como pueden ser el correo electrónico, hablando directamente por teléfono con los padres o a través de un comunicado en el portal de la escuela. Entre mejor comunicación exista entre la comunidad sobre el tema o acontecimiento, menos tensión se generará. El manual enfatiza que la clave es no esconder información. La escuela también debe encargarse de acudir a las autoridades para que se proceda a investigar el rumor y descubrir si es un peligro real.

¿Qué hacer en caso de armas dentro de la escuela?

Para evitar incidentes con armas, el manual recomienda evitar no tenerlas al alcance de los hijos. Esto incluye navajas u otras herramientas que puedan ser usados como armas. Si de igual forma nos encontramos con que un alumno porta un arma, tratar de averiguar las intenciones del alumno: ¿fue para intimidar o para impresionar a alguien? ¿La quiere mostrar? ¿Es para atacar a otros?

Si no es una situación de peligro, el docente o alguien de su confianza, debe tratar de hablar con el alumno sin tratarlo como delincuente, ver de qué manera pueden ayudarlo y hablar con sus padres. En caso de que el alumno sí esté amenazando usando un arma, es necesario tomarlo en serio y buscar que lo llevó a actuar así. ¿Acaso el alumno sufre de bullying? ¿Quiere atacar a alguien en específico? ¿Ha intentado herirse a si mismo?

El riesgo aumenta si el alumno ha presentado comportamientos violentos anteriormente, ha tenido tendencias suicidas, viene de un entorno de violencia familiar o ha amenazado en ocasiones anteriores. En medida de lo posible, el maestro debe intentar de hablar con él y brindarle soluciones, sin violencia, y buscar el apoyo de un psicólogo. Nunca se debe regañar, juzgar o hacer movimientos repentinos al agresor, siempre se debe tratar de tratarlo con integridad. Es necesario hablarle a sus padres e informar a las autoridades.

En el caso de un tiroteo escolar, Larry Banaszak, Jefe de Policía en Otterbein University, aconseja seguir los siguientes pasos: correr, esconderse, crear una barricada, y solo como último recurso, atacar. El último paso solo aplica en el caso de que el atacante ya esté en el aula y no haya manera de correr o esconderse. Banaszak recomienda que el primer alumno en ver la pistola o arma grite: “¡arma!” y todos los demás compañeros, al mismo tiempo, comiencen a lanzar libros u objetos al atacante para que se le dificulte darle a un blanco. Mientras unos compañeros estén aventando objetos, otros deben intentar tumbar al tirador mientras que otros intenten quitarle el arma. Una vez que logren desarmarlo, ya sea el maestro o sus compañeros, deben inmovilizar al atacante, ya sea sentándose en cada una de sus extremidades en lo que llegan las autoridades.

La única manera en la que esta técnica de ataque funciona es si se les enseña a los alumnos cómo actuar a tiempo. Como se mencionó anteriormente, los alumnos deben saber si tienen la fuerza suficiente para taclear al atacante, lanzar objetos o quitar el arma, así como estar en control de sus emociones y no dejar que el pánico los domine. Por su parte, el Manual de Seguridad Escolar del Gobierno de México también describe qué hacer en caso de balaceras cerca de la escuela, amenazas de explosivos y más situaciones de riesgo en centros escolares.

¿Cómo mantener la calma?

Si los maestros no autorregulan sus emociones, no podrán ayudar a sus alumnos. Es por eso que es importante que los docentes  aprendan a manejar sus emociones y saber cómo actuar en situaciones de riesgo. Lo ideal es crear una clase donde se hable del autocontrol emocional, en donde puedan participar tanto docentes como alumnado, para que puedan reconocer  sus fortalezas y debilidades emocionales y de esta manera evaluar si tienen la capacidad de mantener la calma en este tipo de situaciones. Los simulacros pueden ayudar a saber cómo actuar y son una buena oportunidad para enseñar técnicas de respiración y análisis de situaciones de peligro y crisis. Después de un simulacro es importante preguntarse:  ¿Qué sienten? ¿De qué manera están hablando? ¿Cuál es su actitud? Siempre es importante tratar de no gritar y no dejar que el miedo los paralice.

La importancia del bienestar socioafectivo de la comunidad

Si el docente no se encuentra bien emocionalmente, no podrá ayudar a sus alumnos. Tras una  crisis, normalmente los esfuerzos se centran en el alumno y no en la comunidad escolar. El manual del Gobierno de México recomienda que los docentes tengan una junta en un ambiente cálido, de preferencia, para hablar de cómo se sintieron, evaluar lo que pasó y buscar la manera de hacerlos sentir seguros para que puedan seguir protegiendo a los alumnos. Este tipo de reflexión permite a los docentes valorar y reconocer que, aunque no tienen el control, sí cuentan con las herramientas necesarias para sobrellevar una crisis.

Por último, el manual vuelve a insistir en la importancia de la unidad de la comunidad. Es importante recordar que la escuela no está sola. Si se unen tanto padres de familia, personas cercanas a las instalaciones escolares, y las autoridades, es más fácil prevenir una crisis y actuar de la mejor manera posible en caso de que llegue a ocurrir.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/que-hacer-en-caso-de-crisis-escuelas

Imagen: Clker-Free-Vector-Images en Pixabay

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Cuentos para trabajar la inclusión en casa y en los centros

Por: ABC Sociedad

La maestra Pilu Hernández Dopico ofrece algunas ideas para progenitores y docentes.

La inclusión educativa es un tema muy recurrente en los últimos tiempos. Pero, ¿sabemos lo que significa realmente? Pilu Hernández Dopico, maestra, asegura que a menudo se confunde inclusión con integración. «La inclusión educativa significa incorporar a todos los alumnos en la comunidad educativa, independientemente de su condición, raza, género o religión», añade la responsable del blog «El Pupitre de Pilu». Es que todos los que pertenecen a una misma aula, trabajen lo mismo independientemente de sus características físicas, psíquicas, psicológicas, sociales y/o culturales.

Para ello, propone cuentos dónde trabajar la inclusión en casa y en los centros:

1. «¿De qué color lo ves?», de Laia Membrive: Manuel es un niño que tiene daltonismo. No entiende por qué el otoño le gusta tanto a la gente. A él no le parece tan bonito, todas las hojas tienen el mismo color. Este libro ayuda a comprender que todo es especial para cada persona, aunque sea diferente.

2. «El curioso incidente del perro a medianoche», de Mark Haddon: Christopher Boone es un joven de 15 años con Síndrome de Asperger y conoce las capitales de todos los países del mundo. También es capaz de recitar los números primos hasta el 7.507, pero no tiene habilidades sociales. El libro relata en primera persona la historia de cuando Christopher intenta resolver un crimen.

4. «Los zapatos de Marta», de Meritxell Margarit y Marta Montañá: Marta, una niña con espina bífida, tiene dificultades para andar y se ve en la necesidad de utilizar unos zapatos especiales y bastones. El cuento descubre características de esta discapacidad y hará partícipes a los lectores de los valores que vive Marta junto con su hermano Lucas y su amigo Nico.

5. «María cumple 20 años», de Miguel Gallardo: es un libro en el que el autor muestra la relación de María, que tiene TEA, con el mundo. Relata el mes y medio de veraneo padre-hija.

6. «¡Alex, basta ya!», de Lidia Arroyo: un niño inquieto se enfada cuando no consigue lo que quiere y nunca acaba lo que empieza. Interesante relato de esta familia a la hora de salir de casa.

7. «Mi hermana Lola», de Miguel Gallardo: Javier habla de su relación con su hermana Lola que tiene discapacidad intelectual.

8. «Un bicho raro», de Emilio Urberuaga y Paz Rodero: un cuento interesante para reflexionar sobre las rarezas que nos atribuyen los demás. También para aceptar y explicar nuestras diferencias.

9. «Mis amigos especiales», de Francisco Capdevila Blanco: este cuento habla sobre descubrir nuevos amigos, de niños con discapacidades físicas y psíquicas, y cómo ellos pueden enseñarnos muchas cosas.

10. «Piedras en los bolsillos», de Marta Brule: narra la historia de superación de una madre a la que su hijo le han diagnosticado cáncer. Marta cuenta en primera persona su positividad y amor hacia su hijo.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-cuentos-para-trabajar-inclusion-casa-y-centros-202001130048_noticia.html

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Aprendizaje conectivo: un nuevo camino al conocimiento

Por: Sofía García-Bullé

Las interconexiones entre lo que pasa dentro y fuera de la escuela son la clave para mantener a los alumnos motivados.

La Dra. Mizuko Ito comenzó su conferencia magistral en el CIIE 2019 con una anécdota muy peculiar. Relató una experiencia con su hijo en la que el joven jugaba Starcraft justo antes de la hora de dormir. Al momento de terminar la sesión de juego, él imprimió un texto que se llevó para leer. Cuando Ito le preguntó de qué se trataba el contenido impreso, su hijo respondió que era un cuento de fan fiction dentro de la universo ficcional de Starcraft. Al preguntar esto, la profesora de antropología de la Universidad de California, en Irvin, descubrió algo crucial que jugaría un papel importante en el futuro educativo de su hijo: sus aficiones.

La teoría del aprendizaje conectivo sostiene que la educación no es un proceso lineal, es un conjunto de interconexiones que construyen la estructura cognitiva en la que los estudiantes se apoyan para absorber y entender información nueva. Como tejidos de un organismo, los intereses y pasiones de los alumnos trazan el camino hacia las áreas que más desean aprender y en las que muy posiblemente se desarrollarán profesionalmente en el futuro. Bajo este contexto, es necesaria no solo una transferencia de conocimiento, sino la vivencia educacional que los mantenga motivados, activos y prestos a aprender.

La Dra. Ito argumentó que el involucramiento de los estudiantes es un asunto crítico para mantener la calidad de la experiencia educativa, y explicó que este involucramiento va en descenso a medida que los estudiantes avanzan a través de los grados en su carrera académica. Para cuando llegan a la universidad, el 45 % de los estudiantes reportan aprender poco durante los primeros dos años de formación universitaria, simplemente porque no están involucrados. Sus intereses personales y lo que los motiva no está conectado con lo que aprenden en la educación formal.

Como punto de partida para compartir esta apatía, Ito propone hacernos una serie de preguntas: ¿Dónde están los jóvenes? ¿Qué les gusta hacer? ¿Qué podemos hallar en común entre lo que les gusta hacer y lo que necesitamos enseñarles para convertirse en lo que quieren ser? Estas son los cuestionamientos base del aprendizaje conectivo.

“No es suficiente que tu hijo palomee un par de criterios en la lista de lo que aprenden en la escuela, tienen que tener intereses, tienen que salvar el mundo un par de veces, tienen que tener unos cuantos miles de seguidores en YouTube o Facebook”.

De acuerdo a un reporte de Common Sense Media, los adolescentes de 13 a 18 años pasan 7 horas y 22 minutos al día detrás de una pantalla, solo para entretenimiento, ya que este tiempo no incluye actividades como deberes escolares o comunicaciones del día a día. Interactuar en línea y consumir contenidos digitales ya no es solo algo que los jóvenes hacen, es lo que los hace a ellos. Es en internet donde comienzan a recibir sus primeras instancias de información; esta información les ayuda a definir sus intereses y estos intereses a elegir los pares con los que van a convivir  y aprender en conjunto.

Ito comentó que ser simplemente el “portero” de este mundo digital y limitar el tiempo en línea de nuestros hijos y alumnos, coarta la oportunidad de conocer la manera en que estas interacciones y contenidos los ayudan a formar las estructuras cognitivas que podrían aprovechar al momento de aproximarse a la educación formal. Se pierde la conexión entre aquello que motiva a los jóvenes a aprender y los conocimientos, que nos toca a nosotros enseñar.

Quizás la parte más poderosa de la conferencia magistral a cargo de Ito no fueron las estadísticas ni los datos contundentes que usó para mostrar el impacto de esta desconexión entre lo que los estudiantes quieren aprender y lo que nosotros necesitamos enseñarles; sino los testimonios  que ejemplificaron lo que pasa cuando existe una relación directa entre lo que el estudiante ama hacer y lo que necesita aprender para desarrollarse.

Tal testimonio era el de una estudiante de la escuela Quest to Learn, quien cursaba secundaria y amaba Minecraft. Ella y su primo pidieron a su escuela formar un club extra curricular del videojuego. Fue en este club donde la alumna aprendió a hacer videos de Minecraft y utilizó las habilidades técnicas y sociales aprendidas para mejorar en la esfera de la educación formal.

Otro ejemplo es el de Manjit, de 18 años, quien no consideraba que podría tener un futuro como escritor hasta que conoció el trabajo de jóvenes como él que escribían fan fiction. También presentó el caso de  Katie, de 14 años, a quien no le emocionaba la lectura ni la redacción, hasta que encontró una comunidad de fans de One Direction que escribían en la plataforma Wattpad.

“No es suficiente que tu hijo palomee un par de criterios en la lista de lo que aprenden en la escuela, tienen que tener intereses, tienen que salvar el mundo un par de veces, tienen que tener unos cuantos miles de seguidores en YouTube o Facebook”, dice Ito, y explica que hay un sin fin de eventos que suceden fuera de la escuela y que son cruciales para el desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes. La profesora agregó que maestros y expertos en educación aún están descubriendo cómo conectar los intereses, interacciones y comunidades que motivan a los estudiantes a aprender con la educación formal.

Sin duda, un trabajo complejo, pero podemos empezar preguntando a nuestros alumnos qué les gusta hacer fuera de la escuela y descubrir junto con ellos lo que aprenden haciendo lo que aman.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/aprendizaje-conectivo-mizuko-ito

Imagen: fancycrave1 en Pixabay

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España: Educadores infantiles exigen actualizar el currículo de esa etapa de la enseñanza

Europa/España/26-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.abc.es

«Hay que revisar el curriculum de infantil porque está obsoleto. Por fortuna, la educación de la primera infancia está cobrando una importancia muy grande debido a los estudios de las neurociencias que demostran que los primeros años de la vida van a ser fundamentales en la vida adulta del niño», ha advertido a Servimedia el presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (Amei-Waece), Juan Sánchez Muliterno.

Según Amei-Waece, en España, la totalidad de los partidos políticos se han comprometido con la escolaridad en la etapa 0-3 y han anunciado la universalización de la educación desde el mismo momento de su nacimiento. Pero los educadores infantiles alertan de que «no solo hay que universalizar la educación infantil, sino hay que «revisar” como llevarla a cabo».

Para esta asociación, «uno de los puntos fundamentales a revisar son los currículos ya que los currículos oficiales que regulan la educación están totalmente obsoletos al tener sus orígenes en la promulgación de la Logse en el año 1990. La última «ligera modificación”, a nivel estatal, data del 2006».

Su objetivo es elaborar un documento que proponer a las administraciones educativas de cara a la ya anunciada Reforma Educativa basado en la opinión de expertos y maestros que trabajan cada día en sus aulas.

Según Sánchez Muliterno, «la primera infancia es una de las fases más importantes e influyentes en la vida de cualquier niño, especialmente durante los primeros 1.000 días» y en esta etapa se instauran las bases fundamentales del desarrollo de la personalidad, se conforman los hábitos, habilidades, conocimientos y capacidades que se desarrollarán y perfeccionarán en las sucesivas fases de la vida de cada niño.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-educadores-infantiles-exigen-actualizar-curriculo-etapa-ensenanza-202001241602_noticia.html

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